Nació en Asís (Italia) hacia 1182, hijo de un rico mercader de telas. De joven ayudó a su padre en el comercio y fue el rey de la juventud. Participó en la guerra de su ciudad contra Perusa; la cárcel que sufrió y la enfermedad que contrajo le iniciaron en un nuevo camino, por el que Dios lo fue conduciendo hasta su plena conversión. Renunció a su herencia, abrazó la vida evangélica, se desposó con Dama Pobreza, atendió a pobres y a leprosos. Se le unieron compañeros con los que se presentó al Papa: Inocencio III aprobó su forma de vida, que consistía en seguir las huellas de Cristo que adora al Padre, ama todo y a todos, predica incansablemente la penitencia y conversión. Junto con santa Clara fundó la Segunda Orden, la de las Clarisas, y a los seglares les dio directrices para vivir el Evangelio en su estado y condición, la Tercera Orden. En 1223, Honorio III aprobó su Regla definitiva. En septiembre de 1224, sobre el monte Alverna, las Llagas de Cristo quedaron impresas en el cuerpo de Francisco, quien murió en la Porciúncula al atardecer del 3 de octubre de 1226. Gregorio IX lo canonizó en Asís el 16 de julio de 1228.- Oración: Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
BEATO ALFREDO PELLICER MUÑOZ. Nació en Bellreguart, provincia de Valencia (España), el año 1914. Empezó el noviciado entre los franciscanos a los 16 años, tuvo que interrumpirlo por la revuelta política, y profesó la Regla de san Francisco en 1931. Estudió en Onteniente (Valencia) la filosofía y un curso de teología. El 5 de julio de 1936 hizo la profesión solemne. Por su edad y condición de estudiante religioso, no tuvo actividades públicas ni menos políticas. Quienes lo conocieron recuerdan que era de carácter alegre, humilde y piadoso, optimista, buen compañero. Se distinguió por la firmeza en la fe y en su vocación franciscana, a pesar de las pruebas que tuvo que afrontar. Cuando estalló la guerra y se agravó la persecución religiosa, 18 de julio de 1936, se refugió en casa de sus padres. El 4 de octubre de aquel mismo año fue detenido por los milicianos y, tras negarse él a dejar su vocación y a renegar de Dios, lo fusilaron cerca de Gandía (Valencia). Es uno de los mártires valencianos beatificados por Juan Pablo II en 2001.
BEATO JOSÉ GAFO MUÑIZ, dominico. Nació en Tiós, Campomanes (Asturias) en 1881, profesó en 1897 y fue ordenado sacerdote en 1905. Su vida fue una continua campaña apostólica a favor de los obreros, para los que impulsó el sindicalismo católico. Colaboró con artículos de carácter social en la revista "La Ciencia Tomista". En 1932 estuvo encarcelado en el penal de Ocaña, donde realizó una gran labor apostólica a favor de los presos. En 1934 fue elegido diputado a Cortes por la provincia de Navarra, en representación de los sindicatos católicos. Cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, estaba en el convento de Santo Domingo el Real de Madrid. Tuvo que buscar refugio en una pensión. Confiaba en las clases populares y en los obreros. El 11-VIII-1936 lo detuvieron por ser sacerdote y religioso, y lo encerraron en la cárcel Modelo. Lo sacaron como para dejarlo en libertad, pero, al amanecer del 4-X-1936, lo acribillaron a balazos a pocos pasos de la puerta de la cárcel.
BEATO FULGENCIO MARTÍNEZ. Nació el año 1911 en Ribera de Molina (Murcia). En 1923 ingresó en Murcia en el seminario diocesano y, siendo seminarista, ingresó en la Tercera Orden Franciscana. En 1933-1934 prestó el servicio militar: fue un período difícil. Ordenado sacerdote el 15-VI-1935, lo nombraron párroco de las pedanías de La Paca y Don Gonzalo (Lorca, Murcia), donde realizó una intensa labor apostólica, especialmente con la niñez y juventud, ocupándose también con entusiasmo en la regeneración moral y espiritual de los dos núcleos de población. El 19-VII-1936, tras el levantamiento nacional, lo arrestaron y encarcelaron varias veces en Lorca y más tarde en Murcia. Lo condenaron a muerte, cuando en verdad su única culpa era el ser sacerdote. El 4 de octubre de 1936 lo llevaron al Campo de Tiro de Espinardo (Murcia) y lo fusilaron mientras él gritaba: “Viva Cristo Rey y viva la España Cató…”, sin acabar la última palabra. Beatificado el 13-X-2013. [Más información]
Santa Áurea de París.
El año 633, san Eloy, obispo de Noyon-Tournai, puso a Áurea como
abadesa del monasterio de San Marcial, que él mismo había fundado
en París bajo la Regla de San Columbano. Áurea gobernó
santamente el monasterio, que llegó a tener trescientas monjas, por
espacio de 33 años, o sea, hasta su muerte acaecida el año 666 en
una epidemia que se llevó a más de 150 religiosas.
San Petronio de Bolonia.
Pertenecía a una distinguida familia romana y ejerció altos
cargos en la administración civil de las Galias. Sufrió una
crisis espiritual y decidió cambiar el rumbo de su vida. Se
ordenó de sacerdote y en torno al año 432, muerto san
Félix, obispo de Bolonia, le sucedió en la sede episcopal.
Reconstruyó iglesias y monasterios, y enseñó con sus
escritos y su ejemplo los deberes de los obispos. Murió a mediados del
siglo V.
Beatos Cristóbal Pérez del Barrio y 8 compañeros mártires.
Desencadenada la persecución religiosa en España, el asilo-hospital
infantil de los Hermanos de San Juan de Dios de la Malvarrosa, poblado
marítimo de Valencia, fue incautado por los milicianos comunistas el 23
de julio de 1936. Bajo sus órdenes permanecieron allí los religiosos
cuidando a los niños hasta que, el 4 de octubre de 1936, por la noche,
los llevaron a la playa de la Malvarrosa y allí los fusilaron mientras
gritaban: «¡Viva Cristo Rey!». Antes, el 7-VIII-1936, habían martirizado
a otros dos miembros de la comunidad. Beatificados el 13-X-2013. Damos
los nombres de los nueve mártires, con indicación del lugar y año de su
nacimiento. Cristóbal Pérez, Palencia 1864. Leandro Aloy, Bétera (Valencia) 1872. Cruz Ibáñez, Sabiñán (Zaragoza) 1886. Leopoldo de Francisco Pío, Caravaca (Murcia) 1877. Feliciano Martínez, Taberno (Almería) 1863. Juan José Orayen, Osacar (Navarra) 1899. José Miguel Peñarroya, Forcall (Castellón) 1908. Publio Fernández, Otero de las Dueñas (León) 1908. Avelino Martínez de Arenzana, Barcelona 1898.
San Quintín. Murió
mártir en el territorio de Tours (Francia) en el siglo VI.
Beato Enrique Morant Pellicer.
Nació en Bellreguart, provincia de Valencia (España), el
año 1908. Empezó los estudios de arquitectura en Madrid, pero no
tardó en pasarse al seminario diocesano de Valencia. Ordenado de
sacerdote en 1933, lo destinaron a la parroquia de Barx, en la que fue un
modelo para sus feligreses y en la que desarrolló un gran apostolado.
Tras las elecciones de febrero de 1936, las autoridades civiles lo obligaron a
salir de su parroquia, y marchó al Grao de Valencia. Desatada la
persecución religiosa, lo detuvieron los milicianos en su casa natal,
donde se había refugiado, y lo fusilaron en el término municipal
de Xeraco (Valencia) el 4 de octubre de 1936.
Beato Francisco Javier Seelos.
Nació en Füssen (Baviera) el año 1819. Estudió en la
Universidad de Munich, y en 1842 ingresó en el seminario diocesano de
Augsburgo. Conoció a los Redentoristas de Norteamérica y se
unió a ellos para ejercer el apostolado entre los inmigrantes alemanes
de aquel país. Ya en América hizo la profesión religiosa y
recibió la ordenación sacerdotal en 1844. Se dedicó a la
formación de sus religiosos jóvenes, a la vez que desarrollaba un
amplio apostolado parroquial, atento a las necesidades de los niños, los
jóvenes y los inmigrantes, lo que armonizaba con la atención a
las misiones. Murió en Nueva Orleans (USA) en 1867.
Beato José Canet Giner.
Nació en Bellreguart (Valencia, España), el año 1903. De
pequeño ingresó en el seminario diocesano y en 1930 se
ordenó de sacerdote. Lo enviaron a ejercer el ministerio parroquial en
los pueblos de Catamarruch y Margarida, provincia de Alicante y diócesis
de Valencia, en los que dio ejemplo de humildad, celo apostólico, amor a
la pobreza evangélica; fomentó la catequesis y la devoción
al Corazón de Jesús y a la Virgen. Al llegar la revolución
de 1936, marchó a casa de sus padres, y allí lo detuvieron los
milicianos el 4 de octubre de 1936, que seguidamente lo fusilaron en el
término municipal de Gandía (Valencia).
Beata Martina Vázquez. Nació en Cuéllar (Segovia) en 1865.
Ingresó en las Hijas de la Caridad en 1896. En los hospitales y escuelas a
que la destinaron destacó por su coraje a favor de los pobres y de las
personas necesitadas: niños, madres, enfermos, soldados heridos en África,
etc. Era de fe firme, carácter abierto, valiente, creativa y tenía un gran
sentido del humor. Ocupó diversos cargos de gobierno y de consejo.
Cuando estalló la persecución, estaba en Segorbe (Castellón), los
milicianos encerraron a las hermanas en una casa vacía, donde vivían
como presas, y el 4 de octubre de 1936 la martirizaron en Algar de
Palancia (Valencia). Beatificada el 13-X-2013.
PARA TENER EL
ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Así dice el Señor: «El
cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies: ¿Qué
templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso? Todo
esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del
Señor-. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido
que se estremece ante mis palabras» (Is 66,1-2).
Pensamiento
franciscano:
Omnipotente, altísimo, bondadoso
Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor...
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor (Cánt 1-3.14).
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor...
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor (Cánt 1-3.14).
Orar con la
Iglesia:
Al celebrar la memoria de San Francisco,
que dejó la herencia paterna para tener sólo a Dios por padre y a
sus hijos por hermanos, imploremos desde nuestra pobreza la misericordia y la
bondad de Dios nuestro Padre.
- Para que los cristianos seamos
instrumentos de su paz.
- Para que donde haya odio, pongamos amor;
donde haya ofensa, perdón, y donde haya discordia, unión.
- Para que donde haya error pongamos
verdad; donde haya duda, fe; donde haya desesperanza, esperanza.
- Para que donde haya tinieblas pongamos
luz; donde haya tristeza, alegría.
- Para que no busquenos tanto ser consolado
como consolar; ser comprendidos, como comprender; ser amados, como amar.
Oración:
Escucha nuestras súplicas,
Dios Padre todopoderoso, y concédenos sentir los efectos de tu bondad
por intercesión de tu siervo Francisco. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
* * *
MENSAJE DE SAN FRANCISCO DE
ASÍS
Benedicto XVI, Ángelus, Asís 17-VI-07
Benedicto XVI, Ángelus, Asís 17-VI-07
Queridos hermanos y hermanas:
Hace ocho siglos, la ciudad de Asís
difícilmente habría podido imaginar el papel que la Providencia
le asignaba, un papel que hoy la convierte en una ciudad tan famosa en el
mundo, un verdadero «lugar del alma». Le dio este carácter
el acontecimiento que tuvo lugar aquí y que le imprimió un signo
indeleble. Me refiero a la conversión del joven Francisco, que
después de veinticinco años de vida mediocre y soñadora,
centrada en la búsqueda de alegrías y éxitos mundanos, se
abrió a la gracia, volvió a entrar en sí mismo y
gradualmente reconoció en Cristo el ideal de su vida. Mi
peregrinación de hoy a Asís quiere recordar aquel acontecimiento,
para revivir su significado y su alcance.
Me he detenido con particular emoción
en la iglesita de San Damián, en la que san Francisco escuchó del
Crucifijo estas palabras programáticas: «Ve, Francisco, y repara
mi casa» (2 Cel 10). Era una misión que comenzaba con la plena
conversión de su corazón, para transformarse después en
levadura evangélica distribuida a manos llenas en la Iglesia y en la
sociedad.
En Rivotorto he visto el lugar donde,
según la tradición, estaban relegados aquellos leprosos a quienes
el santo se acercó con misericordia, iniciando así su vida de
penitente, y también el santuario donde se evoca la pobre morada de san
Francisco y de sus primeros hermanos. He pasado por la basílica de Santa
Clara, la «plantita» de san Francisco, y esta tarde, después
de la visita a la catedral de Asís, iré a la Porciúncula,
desde donde san Francisco guió, a la sombra de María, los pasos
de su fraternidad en expansión, y donde exhaló su último
suspiro. Allí me encontraré con los jóvenes, para que el
joven Francisco, convertido a Cristo, hable a su corazón.
En este momento, desde la basílica
de San Francisco, donde descansan sus restos mortales, deseo hacer mías
sobre todo sus palabras de alabanza: «Altísimo, Omnipotente, buen
Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor y toda
bendición» (Cánt 1). San Francisco de Asís es un
gran educador de nuestra fe y de nuestra alabanza. Al enamorarse de Jesucristo,
encontró el rostro de Dios-Amor, y se convirtió en su cantor
apasionado, como verdadero «juglar de Dios». A la luz de las
bienaventuranzas evangélicas se comprende la bondad con que supo vivir
las relaciones con los demás, presentándose a todos con humildad
y haciéndose testigo y constructor de paz.
Considero mi deber dirigir desde
aquí un apremiante y urgente llamamiento para que cesen todos los
conflictos armados que ensangrientan la tierra, para que callen las armas y por
doquier el odio ceda al amor, la ofensa al perdón y la discordia a la
unión. Sentimos espiritualmente presentes aquí a todos los que
lloran, sufren y mueren a causa de la guerra y de sus trágicas
consecuencias, en cualquier parte del mundo.
San Francisco, hombre de paz, nos obtenga
del Señor que sean cada vez más los que aceptan convertirse en
«instrumentos de su paz», a través de miles de
pequeños gestos de la vida diaria; que a cuantos desempeñan
papeles de responsabilidad los impulsen un amor apasionado por la paz y una
voluntad inquebrantable de alcanzarla, eligiendo medios adecuados para
obtenerla.
La Virgen santísima, a quien el
Poverello amó con ternura y cantó con palabras inspiradas,
nos ayude a descubrir el secreto de la paz en el milagro de amor que se
realizó en su seno con la encarnación del Hijo de Dios.
* * *
DEL TESTAMENTO
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
El Señor me dio de esta manera a
mí, hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia: porque, como
estaba en pecados, me parecía extremadamente amargo ver a los leprosos.
Y el Señor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la
misericordia con ellos. Y al apartarme de los mismos, aquello que me
parecía amargo, se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo;
y después me detuve un poco, y salí del siglo.
Y el Señor me dio una tal fe en las
iglesias, que así sencillamente oraba y decía: «Te
adoramos, Señor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay
en el mundo entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al
mundo». Después, el Señor me dio y me da tanta fe en los
sacerdotes que viven según la forma de la santa Iglesia Romana, por el
orden de los mismos, que, si me persiguieran, quiero recurrir a ellos. Y si
tuviera tanta sabiduría cuanta Salomón tuvo, y hallara a los
pobrecillos sacerdotes de este siglo en las parroquias en que moran, no quiero
predicar más allá de su voluntad. Y a éstos y a todos los
otros quiero temer, amar y honrar como a mis señores. Y no quiero en
ellos considerar pecado, porque discierno en ellos al Hijo de Dios, y son
señores míos. Y lo hago por esto, porque nada veo corporalmente
en este siglo del mismo altísimo Hijo de Dios, sino su santísimo
cuerpo y su santísima sangre, que ellos reciben y ellos solos
administran a los otros. Y quiero que estos santísimos misterios sean
sobre todas las cosas honrados, venerados y colocados en lugares
preciosos.
Y después que el Señor me dio
hermanos, nadie me ensañaba qué debería hacer, sino que el
Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la
forma del santo Evangelio. Y yo hice que se escribiera en pocas palabras y
sencillamente, y el señor Papa me lo confirmó. Y aquellos que
venían a tomar esta vida, daban a los pobres todo lo que podían
tener; y estaban contentos con una túnica, forrada por dentro y por
fuera, el cordón y los paños menores. Y no queríamos tener
más. Los clérigos decíamos el oficio como los otros
clérigos; los laicos decían los Padrenuestros; y muy
gustosamente permanecíamos en las iglesias. Y éramos iletrados y
súbditos de todos. Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y
quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en trabajo que conviene
al decoro. Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el
precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad. Y cuando
no se nos dé el precio del trabajo, recurramos a la mesa del
Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta. El Señor me
reveló que dijésemos el saludo: «El Señor te
dé la paz». Guárdense los hermanos de recibir en absoluto
iglesias, moradas pobrecillas y todo lo que para ellos se construya, si no
fueran como conviene a la santa pobreza que hemos prometido en la Regla,
hospedándose allí siempre como forasteros y peregrinos.
Y firmemente quiero obedecer al ministro
general de esta fraternidad y al guardián que le plazca darme. Y del tal
modo quiero estar cautivo en sus manos, que no pueda ir o hacer más
allá de la obediencia y de su voluntad, porque es mi señor. Y
aunque sea simple y esté enfermo, quiero, sin embargo, tener siempre un
clérigo que me rece el oficio como se contiene en la Regla. Y todos los
otros hermanos estén obligados a obedecer de este modo a sus guardianes
y a rezar el oficio según la Regla.
Todo el que guarde estas cosas, en el cielo
sea colmado de la bendición del altísimo Padre y en la tierra sea
colmado de la bendición de su amado Hijo con el santísimo
Espíritu Paráclito y con todas las virtudes de los cielos y con
todos los santos. Y yo, hermano Francisco, pequeñuelo, vuestro siervo,
os confirmo, todo cuanto puedo, por dentro y por fuera, esta santísima
bendición.
* * *
EL SEGUIMIENTO DE CRISTO
HASTA LA CRUZ,
SEGÚN SAN FRANCISCO DE ASÍS por Jean de Schampheleer, o. f. m.
SEGÚN SAN FRANCISCO DE ASÍS por Jean de Schampheleer, o. f. m.
III. La marcha en
seguimiento de Cristo paciente
Habría que repetir aquí toda
la vida de Francisco. Detengámonos en dos aspectos particularmente
significativos para nuestro propósito: el deseo del martirio y la
enfermedad.
La idea del martirio obsesionó el
espíritu de Francisco desde su conversión. Soñaba con ser
un caballero que está siempre dispuesto a dar su vida por una causa
justa (Iglesia, Papa, viudas y huérfanos, pobres), y, por tanto, el
nuevo caballero estaba dispuesto a dar su vida y a derramar su sangre por la
causa del Gran Rey. Tanto antes como después de su conversión,
Francisco se adhirió al espíritu de la cruzada.
Por eso, el joven convertido deseó
pronto ir entre Sarracenos, no con la espada en la mano, sino con el arma de
Cristo: la Cruz. En otoño de 1211 ó 1212, se embarca hacia el
Oriente, donde Juan de Brienne acaba de subir al trono de Jerusalén;
pero la tempestad lanza su barco sobre las costas de Dalmacia y él se ve
forzado a regresar a Italia. Un poco más tarde, animado por el mismo
deseo del martirio, probablemente en 1213 ó 1214, parte hacia Marruecos,
pero la enfermedad lo detiene en España. Sólo en junio de 1219
conseguirá llegar a Oriente, donde, sin embargo, no encontró la
muerte gloriosa que él esperaba.
Estos hechos, así como un pasaje de
la primera Regla (1 R 16,10s), indican que Francisco consideraba el
martirio como algo que caía de su peso: él habla de la conducta
que hay que observar en las persecuciones y ante el martirio. Por eso, al
enterarse de la matanza de cinco de sus hermanos en Marruecos, manifiesta una
gran alegría. Santa Clara misma, según las declaraciones hechas
en su proceso de canonización, abrigaba en su corazón un deseo
semejante y, hacia 1220, la reclusa de San Damián manifestó su
intención de marchar también a Marruecos para imitar a los
hermanos menores.
Para Clara, al igual que para Francisco, el
camino que conduce al Padre pasa por la Cruz de Cristo. Jesús nos
enseñó el camino que hay que seguir; el hombre no tiene otra cosa
que hacer sino seguir las huellas de Cristo bajo la inspiración del
Espíritu. Y el Espíritu tiene con frecuencia designios diferentes
de los de los hombres; Francisco tenía que conocer otra forma de
martirio: la enfermedad.
Si al principio de su vida religiosa
Francisco descubrió a Cristo en los leprosos y en los pobres, más
tarde lo descubrió en los enfermos, sobre todo, al parecer,
después de su regreso de Oriente.
También aquí la experiencia
es maestra de la vida. La Leyenda de Perusa (LP 106) nos dice que
Francisco fue siempre de salud delicada, pero que reaccionaba contra sus males
y así podía continuar sus actividades. A su regreso de Oriente,
Francisco experimenta una situación nueva: su organismo está muy
deteriorado; sufre más del estómago, del hígado y del
bazo, y había contraído, por añadidura, una grave
enfermedad de los ojos (LP 77). Desde entonces se siente dominado por la
enfermedad como el mártir está dominado por sus verdugos.
Un día en que Francisco se
sentía particularmente abrumado por la enfermedad, un compañero
le preguntó si no habría preferido el martirio a esa larga
enfermedad. Y Francisco le respondió: «Sufrir tan sólo tres
días esta enfermedad me resulta mucho más duro que cualquier
martirio». Pero había dicho inmediatamente antes estas frases
significativas: «Hijo mío, para mí lo más querido,
lo más dulce, lo más grato, ha sido siempre, y ahora lo es, que
se haga en mí y de mí lo que sea más del agrado de Dios.
Sólo deseo estar en todo de acuerdo con su voluntad y obedecer a
ella» (1 Cel 107).
En estas palabras se encuentra el mismo
sentido de la oración de Cristo a su Padre en el Oficio de la
Pasión: «Fuiste tú quien me sacó del vientre, mi
esperanza desde el pecho de mi madre; desde el seno materno fui lanzado a ti.
Desde el seno materno tú eres mi Dios... Tú eres mi Padre
santísimo, Rey mío y Dios mío» (OfP 2,4-5.11).
«Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón
está firme; cantaré y salmodiaré... Porque hasta los
cielos se agranda tu misericordia» (OfP 3,8.11). Y en la Carta a los
fieles: «Puso su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre,
hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres
tú» (2CtaF 10).
Desde entonces la enfermedad tomó un
significado nuevo para Francisco, y éste manifestó un respeto muy
grande a los enfermos. A un hermano que consideraba a un hombre como falso
pobre y falso enfermo, Francisco le explicó: «Hermano, cuando ves
a un pobre, ves un espejo del Señor y de su madre pobre. Y mira
igualmente en los enfermos las enfermedades que él tomó sobre
sí por nosotros» (2 Cel 85). La enfermedad queda manifiestamente
asemejada a la Pasión de Cristo.
En otra parte, Francisco asemeja claramente
la enfermedad al martirio. Un día enseñaba que el cuerpo debe
tener lo que necesita; pero, si por causa de la pobreza o por mala voluntad de
los superiores, el enfermo no tiene todo lo necesario, hay que soportar esto
con paciencia, decía él, y «esta necesidad, sobrellevada
con paciencia, le será imputada por el Señor como martirio»
(2 Cel 129; EP 97).
El tema de la paciencia -palabra que viene
del latín pati: soportar, sufrir- se repite con frecuencia en la
boca y en los Escritos de Francisco, unido a menudo al de la humildad. Hay que
«tener humildad y paciencia en la persecución y en la
enfermedad» (2 R 10,9). Una vez más el martirio y la enfermedad se
encuentran aquí unidos y son considerados como equivalentes.
En la Admonición 6, Francisco
considera que las persecuciones y las enfermedades son otras tantas pruebas que
permiten marchar tras el Buen Pastor que sufrió la Pasión y la
Cruz para salvar a sus ovejas. Por eso, el hermano enfermo debe dar gracias al
Creador por lo que le sucede, pues el sufrimiento es el camino que conduce a la
vida eterna: aceptar la enfermedad es aceptar la voluntad de Dios (1 R 10,3) y,
por tanto, seguir a Cristo que, por su Cruz, conduce al Padre.
El martirio de la enfermedad encuentra su
consumación en la estigmatización. Celano, cuando describe el
cuerpo de Francisco muerto, con los estigmas a la vista de todos, habla de las
«señales de su martirio» (1 Cel 113). Lo vio certeramente.
Como ya hemos dicho, es la culminación de su marcha en seguimiento de
Cristo, culminación dolorosa, puesto que el simple tacto del costado le
hacía sufrir cruelmente (1 Cel 95; 2 Cel 138).
Pero es también la
purificación e iluminación de su alma ardiente. Para Francisco es
la realización o, mejor, la consumación del itinerario que
él mismo indicaba en la oración con que termina la Carta a
toda la Orden: «Concédenos hacer lo que sabemos que quieres y
querer siempre lo que te agrada, a fin de que, interiormente purgados,
iluminados interiormente y encendidos por el fuego del Espíritu Santo,
podamos seguir las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y
llegar, por sola tu gracia, a ti, Altísimo» (CtaO 51-52).
El Espíritu es quien nos
enseña cómo hay que seguir a Cristo, y Cristo nos conduce derecho
al Altísimo. Francisco siguió este camino, bajo la
inspiración del Espíritu, y se puede decir que la
estigmatización es, en cierto modo, la aprobación de su vida
penitente. Durante los dos últimos años que aún
debía vivir en la tierra, Francisco estaba seguro de haber
«acertado» su vida, de haber obrado según la
inspiración del Señor.
IV.
Conclusión
Llegamos aquí al centro de la
espiritualidad de Francisco. Él descubrió y contempló a
Cristo, Hijo del Padre, que da su vida por sus ovejas por amor del Padre. Este
descubrimiento y esta contemplación impulsaron a Francisco a vivir como
Cristo, a vivir la vida de Cristo, no la de los Apóstoles (como
querían los Norbertinos, por ejemplo), sino la de Cristo mismo, hasta la
Cruz.
Para él, «vivir según
el Evangelio» no consiste sólo en practicar las prescripciones
apostólicas: ir descalzos, no tener más que una túnica, no
llevar bolsa, anunciar la Buena Nueva, ofrecer la mejilla a quien nos
abofetea... Es todo eso, ciertamente, pero lo prioritario no es la vida
apostólica, no es ni siquiera la vida común o fraterna, es vivir
bajo la dependencia del Espíritu que nos hace seguir las huellas de
Cristo y nos conduce allá donde no queremos (Jn 21,18), es decir, hasta
la Cruz: «Ofreced vuestros cuerpos y cargad con su santa cruz» (OfP
7,8).
Ahora podemos decir que el episodio de San
Damián fue realmente el punto de partida, no de la devoción de
Francisco a la Pasión de Cristo, sino de la sumisión de Francisco
a la voluntad de su nuevo «Dueño y Señor», el
comienzo del «servicio» de Francisco para con su Rey. En este
momento fue cuando él comenzó a llevar la Cruz de Cristo. Desde
entonces, como se ve en todos sus Escritos y en numerosas palabras suyas
recogidas por los biógrafos e incluso en el Cántico de las
criaturas, se trata siempre de hacer la voluntad de Dios. Pero esto es
mucho más que cumplir unos mandamientos, es un compromiso total, de todo
el ser, en el combate de Cristo que reina por la Cruz.
* * *
TEXTOS DE LA MISA
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Antífona de entrada
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de nuestro santo Padre Francisco; los ángeles se alegran de esta solemnidad y alaban a una al Hijo de Dios.
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de nuestro santo Padre Francisco; los ángeles se alegran de esta solemnidad y alaban a una al Hijo de Dios.
Oración colecta
Dios todopoderoso,
que otorgaste a nuestro Padre san Francisco
la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza;
concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo
y entregarnos a ti con amor jubiloso.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso,
que otorgaste a nuestro Padre san Francisco
la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza;
concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo
y entregarnos a ti con amor jubiloso.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Francisco, como sol refulgente sobre el templo real
Francisco, como sol refulgente sobre el templo real
Lectura del libro del Eclesiástico
50,1-3. 7.
Este es aquel que en su tiempo se
reparó el templo,
en sus días se afianzó el santuario.
en sus días se afianzó el santuario.
En su tiempo cavaron la cisterna
y un pozo de agua abundante.
y un pozo de agua abundante.
Protegió a su pueblo del saqueo
y fortificó a la ciudad para el asedio.
y fortificó a la ciudad para el asedio.
Qué majestuoso cuando salía
de la tienda
asomando detrás de las cortinas;
como estrella luciente entre nubes,
como luna llena en día de fiesta,
como sol refulgente sobre el templo real,
así brilló él en el templo de Dios.
asomando detrás de las cortinas;
como estrella luciente entre nubes,
como luna llena en día de fiesta,
como sol refulgente sobre el templo real,
así brilló él en el templo de Dios.
Salmo responsorial
Cfr. Sal. 15,1-2a. 5. 7-8. 11.
V/. El
Señor es el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me
refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
Bendeciré al Señor que me
aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Me enseñarás el sendero de la
vida;
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
SEGUNDA LECTURA
En la cruz el mundo está crucificado para mí
y yo para el mundo
En la cruz el mundo está crucificado para mí
y yo para el mundo
Lectura de la carta del Apóstol San
Pablo a los Gálatas 6,
14-18.
Hermanos: Dios me libre de gloriarme
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
en la cual el mundo está crucificado para mí,
y yo para el mundo.
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
en la cual el mundo está crucificado para mí,
y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es
circuncisión o incircuncisión,
sino criatura nueva.
sino criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios
vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;
también sobre Israel.
vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;
también sobre Israel.
En adelante, que nadie me venga con
molestias,
porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor
Jesucristo
está con vuestro espíritu, hermanos.
está con vuestro espíritu, hermanos.
Amén.
SECUENCIA
Ya estás, Francisco, clavado
sobre la cruz redentora.
Triunfas del mundo y la carne
y es de Cristo tu victoria.
sobre la cruz redentora.
Triunfas del mundo y la carne
y es de Cristo tu victoria.
El ideal de tu vida
un mundo nuevo jalona,
y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas.
un mundo nuevo jalona,
y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas.
Una cuerda a tu cintura
ciñe tu pureza. Y brotan
las flores por donde pisas
con tus plantas milagrosas.
ciñe tu pureza. Y brotan
las flores por donde pisas
con tus plantas milagrosas.
La pobreza fue tu dama,
la que era de Cristo esposa.
Viuda del primer marido,
de nuevo tú la desposas.
la que era de Cristo esposa.
Viuda del primer marido,
de nuevo tú la desposas.
Y en arras cinco rubíes
tu cuerpo llagado adornan.
Cinco ventanas abiertas
por las que el alma se asoma.
tu cuerpo llagado adornan.
Cinco ventanas abiertas
por las que el alma se asoma.
La cruz fue el árbol de vida
que te cobijó a su sombra.
Bajo sus ramas abiertas
tus hijos trabajan y oran.
que te cobijó a su sombra.
Bajo sus ramas abiertas
tus hijos trabajan y oran.
Padre bueno, Padre santo,
de esta familia que implora
tu espíritu, que da vida,
tus virtudes, que dan gloria.
de esta familia que implora
tu espíritu, que da vida,
tus virtudes, que dan gloria.
A los que llevan tu nombre
dales proseguir tu obra.
La semilla aquí sembrada
dará en el cielo sus rosas.
dales proseguir tu obra.
La semilla aquí sembrada
dará en el cielo sus rosas.
Aleluya
Aleluya, aleluya.
Francisco, pobre y humilde,
entra rico en el cielo
y es honrado con himnos celestes.
Aleluya.
Aleluya, aleluya.
Francisco, pobre y humilde,
entra rico en el cielo
y es honrado con himnos celestes.
Aleluya.
EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios
y las has revelado a la gente sencilla
Has escondido estas cosas a los sabios
y las has revelado a la gente sencilla
Lectura del santo Evangelio según
San Mateo 11, 25-30.
En aquel tiempo, Jesús
exclamó:
- Te doy gracias, Padre, Señor de
cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se
las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha
parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo
más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a
quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga
ligera.
Oración de los
fieles
En este gozoso día de fiesta en el
que el Señor exaltó a su humilde siervo Francisco, presentemos
con confianza nuestras súplicas y plegarias a Dios Padre todopoderoso
que escucha las oraciones de los humildes.
- Por la santa Iglesia: para que se renueve
sin cesar y, guiada paternalmente por nuestro Papa N. y nuestro Obispo N.,
anuncie fielmente el Evangelio a los hombres de hoy.
Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor.
- Por la familia franciscana: para que,
siguiendo el ejemplo del Padre Francisco, sepamos ser humildes y sencillos
testigos de Jesucristo, y llevemos al mundo de hoy el mensaje de paz y
bien.
Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos del mundo: para que
cesen la violencia, el odio y la guerra, y la paz y la fraternidad universal
anunciadas por Francisco lleguen a todos los hombres.
Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor.
- Por los que sufren en el cuerpo o en el
espíritu: para que encuentren el consuelo y el remedio a sus males y la
paz del corazón.
Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor.
- Por los que estamos celebrando esta
solemnidad: para que seamos humildes, sencillos y puros, amemos fraternalmente
a todos los hombres y a todas las criaturas del universo y, a través de
nosotros, siga presente en el mundo de hoy el espíritu de Francisco de
Asís.
Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor.
Altísimo, omnipotente, buen
Señor,
escucha la voz suplicante de tus hijos,
y, pues prestas oídos a los gritos de los humildes,
que podamos obtener de tu bondad
los beneficios que hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
escucha la voz suplicante de tus hijos,
y, pues prestas oídos a los gritos de los humildes,
que podamos obtener de tu bondad
los beneficios que hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas,
te rogamos nos dispongas
para celebrar dignamente el misterio de la cruz,
al que se consagró nuestro Padre san Francisco
con el corazón abrasado en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas,
te rogamos nos dispongas
para celebrar dignamente el misterio de la cruz,
al que se consagró nuestro Padre san Francisco
con el corazón abrasado en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
V/. El Señor esté con vosotros.
V/. Levantemos el corazón.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
V/. Levantemos el corazón.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
En verdad es justo y necesario
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios Todopoderoso y eterno.
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios Todopoderoso y eterno.
Porque has llamado
a la más alta perfección evangélica
a tu siervo Francisco
por el camino de la verdadera pobreza y humildad.
a la más alta perfección evangélica
a tu siervo Francisco
por el camino de la verdadera pobreza y humildad.
Encendido en el fuego de tu amor,
te bendijo en la contemplación
de las obras de tus manos
con cantos de júbilo y alegría.
te bendijo en la contemplación
de las obras de tus manos
con cantos de júbilo y alegría.
Marcado con las llagas de Cristo,
nos mostraste en él
la imagen de Jesucristo crucificado, Señor nuestro.
nos mostraste en él
la imagen de Jesucristo crucificado, Señor nuestro.
Por él
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión 1 Pe 4,13
Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.
Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.
Oración después de la
comunión
Por este sacramento que hemos recibido,
concédenos, Señor,
imitar a nuestro Padre san Francisco
en su caridad y en su celo apostólico,
para que gustemos los frutos de tu amor
y nos entreguemos a la salvación de nuestros hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Por este sacramento que hemos recibido,
concédenos, Señor,
imitar a nuestro Padre san Francisco
en su caridad y en su celo apostólico,
para que gustemos los frutos de tu amor
y nos entreguemos a la salvación de nuestros hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
solemne
El Señor os bendiga y os guarde.
Amén.
Amén.
Haga brillar su rostro sobre vosotros y os
conceda su favor.
Amén.
Amén.
Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la
paz.
Amén.
Amén.
Y la bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Amén.
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Amén.
LITURGIA DE LAS HORAS
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Nació en Asís en 1182.
Convertido a Cristo tras una juventud mundana, renunció a los bienes
paternos y se consagró por entero a Dios. Abrazó la pobreza y
llevó una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. A
sus seguidores los formó con ejemplares normas de vida, aprobadas por la
Sede Apostólica. Fundó también la Orden de Clarisas y la
Tercera Orden seglar. Predicó la fe entre los infieles. Murió la
tarde del 3 de octubre de 1226.
I VÍSPERAS
Himno
Cae la tarde lentamente
mientras las sombras se alargan.
Francisco sabe que llega
la muerte, su dulce hermana.
mientras las sombras se alargan.
Francisco sabe que llega
la muerte, su dulce hermana.
Mantiene enhiesto el espíritu
aunque la carne está flaca.
Sus miembros se tornan fríos
mientras el alma se abrasa.
aunque la carne está flaca.
Sus miembros se tornan fríos
mientras el alma se abrasa.
Todos sus hijos, en torno,
le dicen su amor con lágrimas,
y queda el rebaño triste
porque su pastor se marcha.
le dicen su amor con lágrimas,
y queda el rebaño triste
porque su pastor se marcha.
Francisco, que mira al cielo,
flácida y suave levanta
una mano que bendice
dispensadora de gracias.
flácida y suave levanta
una mano que bendice
dispensadora de gracias.
Que el error y la lujuria
no mancillen vuestra casa.
Sola la virtud anide
en los cuerpos y en las almas.
no mancillen vuestra casa.
Sola la virtud anide
en los cuerpos y en las almas.
Y luego voló su espíritu
como una paloma blanca
que en el cielo ha puesto el nido
colgando en divina rama.
como una paloma blanca
que en el cielo ha puesto el nido
colgando en divina rama.
Al Padre, al Hijo, al Espíritu
ascienda nuestra alabanza.
Gloria y honor al Dios Trino
por los siglos que no acaban. Amén.
ascienda nuestra alabanza.
Gloria y honor al Dios Trino
por los siglos que no acaban. Amén.
Salmodia
Ant. 1. Francisco,
varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena
noticia de la paz.
Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y
abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se
irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant.
Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado
con la buena noticia de la paz.
Ant.
2. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el
templo.
Salmo 147
Glorifica al Señor,
Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la
tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant.
En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo.
Ant.
3. Sácame de la prisión: me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Salmo 141
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis
senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Mira a la derecha, fíjate:
nadie me hace caso;
no tengo a dónde huir,
nadie mira por mi vida.
nadie me hace caso;
no tengo a dónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi lote en el país de la vida».
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi lote en el país de la vida».
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Ant.
Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me
devuelvas tu favor.
Lectura
breve Rm 8, 10-11
Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros
Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros
Responsorio breve
R/. Francisco pobre y humilde * Penetra rico en el cielo. Francisco.
V/. Lo aclaman con himnos celestes. * Penetra. Gloria al Padre. Francisco.
R/. Francisco pobre y humilde * Penetra rico en el cielo. Francisco.
V/. Lo aclaman con himnos celestes. * Penetra. Gloria al Padre. Francisco.
Magníficat, Ant. Francisco, del todo sumiso
al Creador, tuvo sumisas a las criaturas: se servía de ellas para gloria
de Dios.
Cántico de la Virgen
María
Alegría del alma en el Señor
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre.
Preces
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente
de toda santidad que, por la intercesión y ejemplo de nuestro Padre san
Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y
digámosle:
Escúchanos, Señor.
Escúchanos, Señor.
Padre Santo, que hiciste a tu siervo
Francisco imitador perfecto de tu Hijo,
-haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
-haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
Padre de bondad, guía nuestros pasos
por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de nuestro Padre san
Francisco,
-para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
-para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
Padre altísimo y omnipotente, que
dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes,
-concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
-concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
Padre de amor y de misericordia, que
marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo
Francisco,
-concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
-concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
Padre indulgente, que por las
súplicas de nuestro Padre
san Francisco otorgaste el perdón a los pecadores,
-muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
san Francisco otorgaste el perdón a los pecadores,
-muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
INVITATORIO
Ant.Venid, adoremos a Cristo Rey, que enaltece a los
humildes.
OFICIO DE LECTURA
Himno
Luce el cielo su manto de estrellas
en la noche callada y serena;
cuando todos descansan y duermen,
fray Francisco absorto está en vela.
en la noche callada y serena;
cuando todos descansan y duermen,
fray Francisco absorto está en vela.
Y sus ojos, al cielo elevados,
son plegaria de amor y de entrega,
y su voz, un susurro de rezos,
convertidos en dulces poemas.
son plegaria de amor y de entrega,
y su voz, un susurro de rezos,
convertidos en dulces poemas.
«¡Quién sois Vos,
Señor mío y Dios mío!
¡Quién soy yo, vil gusano en la tierra!...»
Y así pasan las horas volando,
y Francisco, extático, sueña:
¡Quién soy yo, vil gusano en la tierra!...»
Y así pasan las horas volando,
y Francisco, extático, sueña:
¡Es heraldo del Rey de la gloria,
y la Dama Pobreza es su dueña!
Ya no cuentan dolores ni gozos,
sufrimientos y dichas no cuentan.
y la Dama Pobreza es su dueña!
Ya no cuentan dolores ni gozos,
sufrimientos y dichas no cuentan.
Demos gloria al Dios increado,
Trino y Uno en personas y esencia,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
alabanzas y gloria eternas. Amén.
Trino y Uno en personas y esencia,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
alabanzas y gloria eternas. Amén.
Salmodia
Ant. 1. Dios me hizo
olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción.
Salmo 1
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no
así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
Ant. Dios me hizo
olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción.
Ant. 2. Estimó
mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo.
Salmo 8
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los
cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo obra de tus
dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los
ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ant. Estimó
mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo.
Ant. 3. He muerto al
mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios.
Salmo 15
Protégeme, Dios mío, que me
refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y
mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me
aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la
vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Ant. He muerto al
mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios.
V/. Señor, has
sellado a tu siervo Francisco.
R/. Con las señales de nuestra
redención.
PRIMERA
LECTURA
Del libro del Eclesiástico
Como sol refulgente sobre el templo
real
En su tiempo se reparó el templo, en
sus días se afianzó el santuario.
Él cuidó de su pueblo para
evitar la ruina y fortificó la ciudad contra el asedio.
¡Qué glorioso era! Como el lucero del alba en medio de las nubes,
como la luna llena, como el sol que brilla sobre el templo del Altísimo,
como el arco iris que ilumina las nubes de gloria, como flor del rosal en
primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del Líbano en el
verano, como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo
adornado de toda clase de piedras preciosas, como olivo floreciente de frutos,
como ciprés que se eleva hasta las nubes. Cuando se ponía la
vestidura de gala y se vestía sus elegantes ornamentos.
En torno a él la corona de sus
hermanos, como brotes de cedro del Líbano, lo rodeaban como tallos de
palmera. Entonces bajaba y elevaba sus manos sobre toda la asamblea de los
hijos de Israel, para dar con sus labios la bendición del Señor y
tener el honor de pronunciar su nombre.
Y ahora bendecid al Dios del universo, el
que por todas partes hace grandes cosas, el que exaltó nuestros
días desde el seno materno, y que nos trata según su
misericordia. Que nos dé contento de corazón, y que haya paz en
nuestros días. Sabia doctrina y sentencias ajustadas ha grabado en este
libro, vertió de su corazón sabiduría a raudales.
Feliz quien repase esto a menudo; el que lo
ponga en su corazón se hará sabio. Y si lo practica, para todo
será fuerte, porque la huella que sigue es la luz del
Señor.
Responsorio
R/. Mi palabra y mi
predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, * Sino en la
manifestación y el poder del Espíritu.
V/. Pues nunca entre vosotros me
precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste
crucificado. * Sino.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Francisco de Asís a todos los fieles
Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir
De la carta de san Francisco de Asís a todos los fieles
Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir
Puesto que soy siervo de todos, a todos
estoy obligado a servir y a suministrar las odoríferas palabras de mi
Señor; y quiero comunicarles las palabras de nuestro Señor
Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu
Santo, que son espíritu y vida.
Siendo este Verbo del Padre sobre manera
rico, quiso, junto con la bienaventurada Virgen, su Madre, escoger en el mundo
la pobreza. Y puso su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre,
hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres
tú.
Y la voluntad de su Padre fue que su
bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros, y que nació por
nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por
medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por
quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para
que sigamos sus huellas.
Y quiere que todos seamos salvos por
él y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo
casto. ¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y
obran como dice el Señor mismo en el Evangelio: Amarás al
Señor tu Dios con todo el corazón y con toda la mente, y a tu
prójimo como a ti mismo!
Amemos, pues, a Dios y adorémoslo
con puro corazón y mente pura, porque esto es lo que sobre todo desea
cuando dice: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y verdad. Porque todos los que lo adoran, es preciso
que lo adoren en espíritu de verdad. Y dirijámosle alabanzas
y oraciones día y noche, diciendo: Padre nuestro, que estás
en los cielos, porque es preciso oremos siempre y no
desfallezcamos.
Y de manera especial los religiosos, que
renunciaron al siglo, están obligados a hacer más y mayores
cosas, pero sin omitir éstas. No debemos ser sabios y prudentes
según la carne, sino, más bien, sencillos, humildes y
puros.
Yo, hermano Francisco, vuestro menor
siervo, os ruego y suplico, en la caridad, que es Dios, y con el deseo de
besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por obra y
guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro
Señor Jesucristo. Y a todos aquellos y aquellas que las acojan
benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si
perseveran en ellas hasta el fin, bendíganles el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo. Amén.
Responsorio
R/. Escuchad mis palabras y haced lo que
os mando, * Y encontraréis vuestro descanso.
V/. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de
Cristo. * Y encontraréis.
Himno Te Deum.
Oración
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
LAUDES
Himno
Hoy a Francisco celebra
el mundo con alegría.
Hoy una nueva armonía
resuena en la creación.
el mundo con alegría.
Hoy una nueva armonía
resuena en la creación.
Que en la mañana temprana
Francisco a todos invita,
para venir a la cita
y bendecir al Señor.
Francisco a todos invita,
para venir a la cita
y bendecir al Señor.
La luz que nace hoy de nuevo,
el aire que se ilumina;
el hombre que ya camina
a su trabajo y su afán.
el aire que se ilumina;
el hombre que ya camina
a su trabajo y su afán.
El ave que mañanera
canta con gozo profundo...
Todo es hoy gozo en el mundo
por el Hermano Mayor.
canta con gozo profundo...
Todo es hoy gozo en el mundo
por el Hermano Mayor.
Dad gloria a Dios, Uno y Trino,
que todo nos da en Jesús.
Gloria al que ofrece en la cruz
camino, vida y verdad.
que todo nos da en Jesús.
Gloria al que ofrece en la cruz
camino, vida y verdad.
Cantad su gloria por siempre,
y, su alabanza cantando,
pregone que estáis amando
al Dios de toda bondad. Amén.
y, su alabanza cantando,
pregone que estáis amando
al Dios de toda bondad. Amén.
Salmodia
Ant. 1.
Apareció perfecto y justo, y al tiempo de la destrucción
él fue el renovador.
Salmo 62
El alma sedienta de Dios
El alma sedienta de Dios
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el
santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant. 1.
Apareció perfecto y justo, y al tiempo de la destrucción
él fue el renovador.
Ant. 2. Loaba de continuo al
Señor: a las estrellas, al viento, a las aves, a todas las criaturas,
invitaba a alabar al Creador.
Cántico de los tres
jóvenes
Toda la creación alabe al Señor
Toda la creación alabe al Señor
Criaturas todas del Señor, bendecid
al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Angeles del Señor, bendecid al
Señor;
cielos, bendecid al Señor.
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al
Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al
Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al
Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al
Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al
Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al
Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al
Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al
Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al
Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al
Señor;
bendiga Israel al Señor.
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al
Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid
al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el
Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda
del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant. 2. Loaba de
continuo al Señor: a las estrellas, al viento, a las aves, a todas las
criaturas, invitaba a alabar al Creador.
Ant. 3. El Señor levantó al
humilde, lo exaltó hasta los límites del orbe.
Salmo 149
Alegría de los santos
Alegría de los santos
Cantad al Señor un cántico
nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3. El
Señor levantó al humilde, lo exaltó hasta los
límites del orbe.
Lectura breve Ga
1,15-16.24
Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles. Y alababan a Dios por causa mía.
Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles. Y alababan a Dios por causa mía.
Responsorio
breve
R/. Mi corazón y mi carne *
Retozan por el Dios vivo. Mi corazón.
V/. Mi alma se consume y anhela los
atrios del Señor. * Retozan. Gloria al Padre. Mi corazón.
Benedictus,
Ant.Se mantuvo alegre al compartir los padecimientos de Cristo y,
ahora que se ha manifestado su gloria, rebosa de gozo.
Cántico de
Zacarías
El Mesías y su Precursor
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Precesnos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Glorifiquemos a Cristo; que por su muerte y
resurrección, edificó su Iglesia y nos ha llamado al seguimiento
de Francisco, y supliquemos humildemente diciendo:
Consérvanos, Señor, en tu santo servicio.
Consérvanos, Señor, en tu santo servicio.
Tú que viniste a evangelizar a los
pobres, enséñanos a propagar tu reino de palabra y obra,
-y a instaurarlo con éxito entre los hombres.
-y a instaurarlo con éxito entre los hombres.
Tú, que eres luz de los pueblos y
maestro de santidad, haz que permanezcamos firmes en la fe verdadera,
- para que proclamemos tu nombre en todo el mundo.
- para que proclamemos tu nombre en todo el mundo.
Tú, que diste el mandamiento nuevo
de que nos amáramos unos a otros,
-concédenos trabajar por el bien de todos los hombres.
-concédenos trabajar por el bien de todos los hombres.
Tú, Sabiduría del Padre,
ilumina nuestras inteligencias,
-para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor.
-para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor.
Tú, que trabajaste con tus propias
manos, dirige nuestro trabajo,
-para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre.
Padre nuestro.
-para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre.
Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
HORA INTERMEDIA
Salmodia complementaria.
Si cae en domingo, salmos del domingo de la semana I.
Salmodia complementaria.
Si cae en domingo, salmos del domingo de la semana I.
Tercia
Ant. Me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles para Cristo nuestro Señor.
Ant. Me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles para Cristo nuestro Señor.
Lectura
breve Flp 3,7-8
Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
V/.
Ninguna criatura pudo apartarme del amor de Dios.
R/.Manifestado en Cristo Jesús.
R/.Manifestado en Cristo Jesús.
Sexta
Ant. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Ant. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura
breve Si 3,17-20
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.
V/.
Yo soy pobre y desgraciado.
R/. Pero el Señor se cuida de mí.
R/. Pero el Señor se cuida de mí.
Nona
Ant. Cristo Jesús me ha otorgado el premio: el conocimiento de su persona y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.
Ant. Cristo Jesús me ha otorgado el premio: el conocimiento de su persona y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.
Lectura
breve Ga 2,19b-20
Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
V/.Si
nuestra existencia está unida a Cristo en una muerte como la suya.
R/.Lo estará también en una resurrección como la suya.
R/.Lo estará también en una resurrección como la suya.
II VÍSPERAS
Himno
Ven, Francisco, a tus hermanos,
visita a los pobrecillos;
ven, traspasado de amor
por las heridas de Cristo;
como nueva primavera
después del invierno frío,
¡ven, Francisco!
visita a los pobrecillos;
ven, traspasado de amor
por las heridas de Cristo;
como nueva primavera
después del invierno frío,
¡ven, Francisco!
Ven, que los hombres te vean
por el mundo peregrino:
liberado, sin alforja
y sin dinero en el cinto;
y anuncia la paz y el bien
con los labios florecidos,
¡ven, Francisco!
por el mundo peregrino:
liberado, sin alforja
y sin dinero en el cinto;
y anuncia la paz y el bien
con los labios florecidos,
¡ven, Francisco!
Ven con los brazos sin armas,
hermano suave y pacífico;
ven, menor de los menores,
de corazón compasivo;
profeta sin amargura,
ven con el ramo de olivo,
¡ven, Francisco!
hermano suave y pacífico;
ven, menor de los menores,
de corazón compasivo;
profeta sin amargura,
ven con el ramo de olivo,
¡ven, Francisco!
Ven, penitente gozoso,
que lloras de regocijo;
heraldo loco de amor
y paz de los enemigos;
ven por los barrios y plazas,
juglar del perdón divino,
¡ven, Francisco!
que lloras de regocijo;
heraldo loco de amor
y paz de los enemigos;
ven por los barrios y plazas,
juglar del perdón divino,
¡ven, Francisco!
Ven, ángel de buenas nuevas,
háblanos de Jesucristo;
ven, boca del Evangelio,
cristiano sabio y sencillo;
hermano tan deseado,
Francisco tan bien querido,
¡ven, Francisco!
háblanos de Jesucristo;
ven, boca del Evangelio,
cristiano sabio y sencillo;
hermano tan deseado,
Francisco tan bien querido,
¡ven, Francisco!
Salmodia
Ant. 1. Nunca entre
vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y
éste, crucificado.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los
pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant.
Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo,
y éste, crucificado.
Ant.
2.Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de
su resurrección.
Salmo 145
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los
príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de
Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad
perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los
peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Ant.
Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de su
resurrección.
Ant.
3. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu
esplendor.
Cántico de
Efesios
El Dios salvador
El Dios salvador
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona
de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant.
Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu
esplendor.
Lectura
breve Ga 14,17-18
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Responsorio breve
R/. Tu victoria, Señor, * Ha engrandecido su fama. Tu victoria.
V/. Le concedes bendiciones incesantes. * Ha engrandecido. Gloria al Padre. Tu victoria.
R/. Tu victoria, Señor, * Ha engrandecido su fama. Tu victoria.
V/. Le concedes bendiciones incesantes. * Ha engrandecido. Gloria al Padre. Tu victoria.
Magníficat, Ant.El Señor se fija en el
pobre y vagabundo para hacerle bien, y lo levanta del polvo, le hace levantar
la cabeza: muchos se asombran al verlo y alaban a Dios.
Cántico de la Virgen
María
Alegría del alma en el Señor
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Precesacordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente
de toda santidad que, por la intercesión y ejemplo de nuestro Padre san
Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y
digámosle:
Escúchanos, Señor.
Escúchanos, Señor.
Padre Santo, que hiciste a tu siervo
Francisco imitador perfecto de tu Hijo,
-haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
-haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
Padre de bondad, guía nuestros pasos
por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de nuestro Padre san
Francisco,
-para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
-para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
Padre altísimo y omnipotente, que
dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes,
-concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
-concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
Padre de amor y de misericordia, que
marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo
Francisco,
-concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
-concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
Padre indulgente, que por las
súplicas de nuestro Padre san Francisco otorgaste el perdón a los
pecadores,
-muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
-muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.
COMPLETAS
Himno
Cuando ya el sol se ha escondido,
y la luna y las estrellas
son con sus luces las huellas
de la presencia de Dios;
y la luna y las estrellas
son con sus luces las huellas
de la presencia de Dios;
con el hermano Francisco
cantamos, Señor, tu gloria,
para cantar tu victoria
al nacer de nuevo el sol.
cantamos, Señor, tu gloria,
para cantar tu victoria
al nacer de nuevo el sol.
Que el sol a Cristo recuerda.
Y su pasión y su muerte
es la noche que te advierte:
«Resucitará el Señor».
Y su pasión y su muerte
es la noche que te advierte:
«Resucitará el Señor».
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
por los siglos de los siglos. Amén.
Enlace de la nota: Año Franciscano
Les dejo un Franciscano saludo de Paz y Bien
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