Cuando conoció al Fraile Alessandro Brustenghi, supo al momento que había algo beatífico, posiblemente angélico en él. Tenía un aspecto dulce y delicado con su vestimenta eclesiástica marrón. Cuando nos conocimos en la Basílica de Porziuncola de Santa María degli Angeli/Santa María de los Ángeles, en Assisi, el hablaba con gran empatía sobre la atormentada santa.
Al igual que San Francis, Friar Alessandro, tiene múltiples misiones y tuvo conflictos en el pasado. Su viaje en búsqueda de su voto final era una búsqueda de un alma precaria, al igual que el propio San Francis.
Durante bastante tiempo, su música y su fe buscaban el equilibrio. Afortunadamente, la publicación de Voice of Assisi muestra que finalmente no sacrificó ninguna de ellas.
Su voz es una voz pura, resquebrajada por el dolor. Las canciones son hermosas, tanto que rompen el corazón. Los ojos de Alessandro tienen un brillo permanente. Un su voz puedes oír su propia esencia, la esencia de un ser lleno de amor.
Cuando nos lleva a la celda en la que San Francis pasaba sus días, puedes entender el empuje gravitacional de San Francis, un hombre lleno de ambición y con un gran ego, quien aprendió que Dios y el amor eran el mejor camino. Un hombre que se tiró sobre un espinoso rosal para probarse a sí mismo y a Dios, solamente para descubrir que las rosas perdían sus espinas y el no salía herido.
El rosal sin espinas crece en su jardín hasta el día de hoy, día en que Alessandro me cuenta su historia. - Cuando era pequeño quería ser batería de un grupo, y pare ello sabía que tenía que empezar por estudiar música, así que comencé por tocar el órgano cuando tenía 9 o 10 años.
- Al principio solamente podía tocar la escala de solfeo, pero yo quería tocar Bach. Se lo pedí a mi profesor una y otra vez hasta que conseguí que me diese una pieza de Bach, la toqué bien y continué estudiando piano y órgano; cuando tenía 14 decidí especializarme en música y fui a una escuela experimental en donde había clases normales, pero muchas más horas de música.
- Estudiamos salmos, armónicos, composición, historia de la música y cosas habituales como latín y filosofía. Trabajábamos seis horas por la mañana y tres por la tarde y al mismo tiempo estaba en el conservatorio de música. A las 6: 00 am de la mañana comenzaba mi jornada desde mi casa (un pueblo) para llegar a Perugia. me encantaba ir al conservatorio.
- Siempre quise cantar el el coro, pero nunca he tenido una buena voz. Un profesor me dijo una vez que podía cantar, y no me lo dijo porque creyese que podía mejorar, sino porque necesitaba que los estudiantes llenasen su clase. Comencé a cantar en otra clase en octubre de 1996. Seguía teniendo la voz muy fina y, al final del año, cuando ya tenía 19, no les terminé de convencer y pensaron en decirme que lo dejase; en ese momento decidí hacerme eclesiástico.
- Me parecía muy interesante porque sentía un tipo de conversión en mi interior. Antes de la conversión, me encantaba pensar en escribir mis pensamientos. Yo creía en la filosofía, no creía en Dios. Creía en la divinidad, pero no como una persona, algo totalmente diferente al Dios cristiano. Ni siquiera había ido alguna vez a misa. Mis padres eran católicos pero no practicantes. Mi padre era funcionario y mi madre ama de casa. Me enviaron a la iglesia a que aprendiese el catecismo, pero lo dejé ahí.
- Fui a catequesis para hacer la confirmación y después no volvía a ir. En el fondo, ¿quien es Jesús? Mi fe es mi fe, mis propias convicciones. Estaba convencido de que lo material no era bueno, que lo importante era lo espiritual; así que de repente supe que este mundo no quería estar relacionado con las cosas materiales.
- A los 16 sentí un cambio, una voz, algo me estaba llamando. Me decía que era bueno experimentarlo todo en la vida, incluso aunque fuese peligroso. Me llevaba al peligro, incluso a las drogas. Quería probarlo todo, necesitaba experimentarlo. Algo en mi interior me dijo "No".
Era una época turbulenta, una crisis existencial, en ese momento Alessandro sintió una fuerza auto destructiva en su interior, deseaba cambiarlo todo en su vida, cambiar todo en lo que creía y sentía hambre de peligro, solamente peligro.
- Una voz en mi interior me preguntó si estaba seguro. Me preguntó qué sucedería si no pudiese controlar el tan deseado peligro. Era un momento de crisis absoluta, entonces pensé: está bien, Dios, si existes, envíame una señal. Así que me fui al bosque y me tumbé en la hierba. "Ya no sé que pensar, por favor, ayúdame" Era un grito de mi alma y en ese momento sentí paz y felicidad en mi interior, me sentía en comunión con toda la creación. Fue mi momento de hermandad con el sol, con la luna. Y en ese mismo momento sentí la conexión con la vida Franciscana, porque era muy similar.
- Descubrí la presencia de Dios, una presencia nueva para mí, una presencia diferente" No sólo sentí la divinidad como concepto, sino a Dios como persona. Le sentí cercano a mí. Dios está en las creaciones, en las personas, le sentí en mi interior, sentí su amor hacia todas las personas, no sólo hacia las experiencias. En ese mismo instante y repentinamente dejé de sentirme atraído por el peligro. Sentí que lo importante era el amor, sentí que Jesús me otorgaba una sola manera de agradecérselo, sentí que tenía que agradecérselo ofreciéndome como una persona consagrada.
- Me aterrorizaba la idea, sentía miedo porque yo lo que deseaba antes era ser músico. Quería tener mi propia familia, esposa, hijos. Todo esto era opuesto al deseo que acababa de surgir en mi interior. Era un conflicto.
- Entonces, vi una película sobre San Francis. El también había comenzado como comerciante y llegó igualmente a la conclusión de que no quería estar relacionado con las cosas materiales. Todo estaba en mi interior pero no obstante pensé, no soy más que un niño, pensemos en ello unos años. Quizás haya otro modo. Quizás pueda ser músico y seguir rezando y hacer algo por los demás.
Pensé en ello durante los siguientes tres años. Por aquel entonces tenía 19 años y necesitaba ayuda para saber si era una llamada real, además, era el momento en que decidí dejar de estudiar órgano de modo que pude entender mejor mi nueva vocación porque simplemente era imposible practicar cinco horas al día y estudiar para mi vocación. Era una elección difícil, pero pensé que mi música, mi órgano, no eran más que un regalo que tenía y que debía sacrificar para dárselo a Dios. Por supuesto que solamente hay que sacrificar las cosas malas y no las buenas, pero yo no lo sabía en ese momento.
No sacrificó su canto porque, en aquel entonces, el canto no era tan importante para él. Seguí cantando porque era una manera de permanecer unido a la música, pero no era demasiado bueno. De hecho, nunca me dejaron hacer un examen de canto, puesto que me decían que jamás aprobaría.
El camino hacia el cumplimiento de la vocación de Alessandro continuó siendo turbulento. Le habían dicho que no podía entrar como postulante salvo que pasase un examen de canto, y sus profesores le dijeron que no estaba a la altura de pasar un examen.
- No estaba seguro de lo que iba a hacer. Si no iba a continuar en el convento, tenía que conseguir algún tipo de título. También creía que era bueno tener disciplina. Pensé que si había comenzado a estudiar esto no me debía detener hasta conseguirlo. Así que comencé a entrenarme con ejercicios de respiración. Era como escalar una montaña, pero estudié horas y horas al día, los ejercicios de respiración eran tan fuertes que me parecía que se me iba a romper el corazón, pero ocurrió el milagro, el milagro de entrenar y el milagro de Dios.
Era su deseo irrefrenable de cumplir con su vocación lo que llevó a Alessandro a descubrir su voz. No fue su voz lo que le llevó a su vocación, la vocación le llevó a descubrir su vos; un verdadero regalo de Dios.
- Descubrí mi voz. Pasé el examen con honores. Comenzó a encantarme la ópera. Conocí un fraile que me hizo descubrir la voz de los grandes tenores. Me uní a la orden y, siendo postulante le dije a mi maestro espiritual que iba a dejar de cantar, lo que realmente quería era ser fraile para trabajar y rezar juntos. Mi maestro me dijo:" de ninguna manera, continuarás. Es un talento que te ha otorgado Dios, no lo puede rechazar".
- Así que seguí cantando, haciendo conciertos y espectáculos, y fue entonces cuando mi maestro me dijo: "ahora es cuando lo vas a dejar". Fue duro al principio pero pronto sentí fortaleza al descubrir que la música estaba en mi interior. Era otra conexión espiritual. El regalo de Dios estaba en mi interior. Cuando me desperté por la mañana escuchaba melodías en mi corazón.
- Se trataba de una prueba y, cuando mi maestro descubrió que estaba en paz con esta decisión y que era capaz de dejar de cantar, me dijo que podría seguir después de dos meses. Tuve mi primera profesión de votos y comencé a estudiar para la profesión final. Fue en ese momento cuando tuve una gran crisis de fe. No creía en mi vocación. El porqué es un misterio.
- Pedí ayuda. Me dijeron que era simplemente una tentación. De modo que pasada la crisis, en noviembre de 2001, decidí, al igual que San Francis, irme a vivir como hermitaño, en soledad. Podía trabajar con madera y no tendría que llevar hábito. En ese momento no me tentaba la idea de llevar una vida secular. No quería novia, no era ese tipo de tentación; era descubrir si lo que Dios quería de mi es es que fuese un fraile Franciscano. ¿Cómo lo iba a hacer cuando parecía que el Demonio intentaba apartarme de mi vocación?
- Yo creía en el Señor, pero quizás otro Señor. Quería sentirle en mi interior. Esperé hasta sentirme hermano de todos los hombres y hermano de los frailes, pero no fui tan valiente como para pedir el regreso. Espere durante tres años y fue como un auto castigo. Continué cantando, trabajando con la madera y restaurando instrumentos musicales.
- En ocasiones pensé en dejarlo y seguir cantando. Suelo escuchar canciones napolitanas y canciones de ópera que no son religiosas. ¿Porqué no? La gente pensaría ¿qué hace el fraile cantando una canción de amor? De acuerdo, pero ¿porqué no? No es necesario vivir lo que se canta. El cantante no es más que un canal. Soy un humano, una criatura. Tengo sentimientos pero los canalizo para comunicarme, puedo cantar cualquier cosa que quiera, cualquier cosa que sea hermosa.
Los tres años en solitario fueron largos y tortuosos. Cantaba y lloraba todos los días. Cuando estuvo preparado para volver al convento, en enero del 2005, su vos estaba notablemente llena del amor del que habla. Se había fortalecido tanto mentalmente como espiritualmente y estaba más capacitado para equilibrar su vida entre la música y Dios.
- El viaje no fue fácil, pero finalmente sentí que podía encontrar el equilibrio y hacer ambas cosas. Tras la solemne profesión (votos finales) en el 2009 pensé que quizás debiese dejar de cantar, y pedí una señal. Había una celebración de la oración nocturna y, una vez terminada la oración, vino un hombre y me dijo: "Tiene una voz fantástica. Dios le ha concedido un don magnífico. Cuando comenzó a cantar sentí algo increíble en mi interior.” - Pensé que era una señal de Dios.
Alessandro estaba de nuevo cantando en una pequeña iglesia, en el año 2012, cuando le animaron a participar en una audición con un manager. El manager se con movió y quedó sorprendido y llevó su descubrimiento a Decca Records, donde igualmente quedaron sorprendidos por el dubitativo fraile con voz milagrosa. Descubrieron que era un tenor extraordinario, con su voz cálida y aterciopelada. Se ha convertido en el primer fraile del mundo en trabajar con una gran discográfica – Universal Music Group.
- Me preocupaba que fuese un proyecto demasiado grande para mi, pero también sentí que sucedía por algo, que había algún motivo, quizás una misión, quizás a través de Dios. No me gusta mucho la fama, las cámaras ni los periodistas, y, por supuesto, el dinero serviría para ayudar a la orden de los hermanos menores.
Decidimos junto con el productor, Mike Hedges, producir un álbum con canciones populares de fe y algunas canciones especiales de San Francis. Escribió poemas con alguna música original y yo había estado estudiando cómo reconstruirla.
Mike Hedges, un productor conocido por su trabajo con U2, Manic Street Preachers y The Cure escuchó la voz de Alessandro como una fuerza de amor y belleza. El álbum que han creado - Voice From Assisi – grabado en los históricos estudios de Abbey Road, es un álbum de pasión, historia y alma,
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Les dejo un Franciscano saludo de Paz y Bien
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