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domingo, 26 de junio de 2016

Parroquia San Juan Bautista

Historia de la Capilla San Juan Bautista En Cerro Colorado

La Historia.- Antes de fundarse la capilla de Cerro Colorado, había en las inmediaciones una capilla privada, en la estancia San Juan Bautista de la familia Heber.Cuando se concretaron los deseos de los vecinos de Cerro Colorado para levantar el templo en su propio solar, varias damas comenzaron a recolectar fondos con su lista.Originariamente se había pensado erigir una capilla en honor del Sagrado Corazón. Pero cuando se bendijo, el 28 de febrero de 1919, ya fue bendecida bajo el patronato de San Juan Bautista.Del nombre que se quería dar al principio a la iglesia, da testimonio la estatua del Sagrado Corazón que se levanta sobre el frente del templo en una altura de 12 metros, y que es obra del celebre artista Dr. Ignacio Zorrilla de San Martín.La hermosa estatua de San Juan Bautista fue trasladada desde la vecina estancia del mismo nombre a la nueva iglesia.En la tarde del 27 de febrero de 1919 el entonces cura párroco de Fray Marcos, Pbro. Don Luis Bettini, Dona Margarita H de Arteaga y varios vecinos, recibieron telegramas para estar al otro día en la nueva capilla para presenciar su bendición.El motivo era que el Dr. Alejandro Gallinal, estando en Montevideo, se había enterado de una nueva ley, que iba a entrar en vigencia de un momento a otro, la cual proveía la contribución inmobiliaria de los nuevos templos a construirse en adelante.Para prevenir a esta ley, el Dr. Gallinal con sus telegramas, y con la bendición realizada al otro día, puso fuera de alcance de esta ley a la capilla de Cerro Colorado.La piedra fundamental fue colocada a principios de 1918.La iglesia se termino este ano y estaba apta para la bendición. Los principales donantes para levantar el templo fueron el Dr. Alejandro Gallinal, que contribuyo con mil pesos para iniciar los trabajos, y luego llego a gastar diez mil pesos en la obra.La Liga de damas católicas de Cerro Colorado hizo una colecta.Mas tarde el señor Arteaga dono el campanario y una suma de 200 a 300 pesos para bancos y otras cosas que se necesitaban.Los ornamentos fueron donados por el sr. Arturo Heber.El armonium fue comprado por colecta publica a cargo de la liga de damas, y varias cosas mas por medio de kermesses y beneficios.El 8 de septiembre, Monseñor Miguel Paternain desmembró de la parroquia de Fray Marcos el territorio de Casupa, al que anexo Reboledo y Cerro Colorado.El primer párroco fue el P. José Martinelli.Los padres palotinos se hicieron cargo de la parroquia en el ano 1936.El 1 de marzo toma posesión el P. Miguel Engelmaier SAC.En 1939 le siguió el P. Alejandro Walzer.El 30 de marzo hubo una semana de misión en Cerro Colorado, que fue predicado por los padres Fonseca y Correa de la Compañía de Jesús.Fueron regularizados 9 matrimonios y se hicieron 11 bautismos de adultos.En la fiesta patronal, el 24 de junio, hizo mucho frío pero igualmente asiste mucha gente. Se celebraron 50 comuniones, predica el P. Jose Weber.
DE FECHAS Y CURIOSIDADES

1918 Piedra Fundamental de la Capilla.

28 FEBRERO 1919 inauguración de la Capilla San Juan Bautista.

24 de septiembre de 1933 fue nombrado el primer párroco P. Jose Martinelli.

1 de marzo de 1936 toma posesión de la parroquia el padre Miguel Engelmaier SAC.

Bodas de Plata de la Capilla San Juan Bautista tuvo carácter eucarístico, propagando la idea del Congreso Eucarístico Diocesano en Melo.V

ísperas de San Juan procesión con antorchas, renovación de las promesas bautismales.En la fiesta, la predicación estuvo a cargo del P. Fernando de Santa Inés de los P.P Carmelitas, que hablo durante 75 minutos.Al mediodía almuerzo criollo había 12 terneros y una vaca, donación de los estancieros de la zona.

En la misa hubo 150 comuniones.Se mandaron camiones a Milan y al Tornero para buscar gente que venia desde las casas de Eladio Echenique, en Milán y de Hernán en el Tornero.1945 en preparación a la fiesta se hizo una semana de instrucción religiosa dirigida por el P. Jose Weber.

1947 misa cantada y procesión

1948 60 comuniones.

1950 viene a la fiesta la Banda del Colegio Pallotti.

1951 vinieron desde el colegio de Tala 150 niños. De Fray Marcos vinieron los padres con alumnos y niños.

1953 El 11 de abril se hace cargo de la parroquia el P. Carlos Zangerle.

1954 el 6 de enero se reparten, después de la misa vespertina, juguetes a los niños.

1955 el 19 de enero llegan los padres Salvador Morales Arrillaga y Elias Dell para realizar la Misión.

1956 llegan a Casupa las hermanas josefinas. Dan clases en el Costurero los miércoles y clases de Ingles a un grupo de niños y señoritas.

1961 la fiesta se realiza en noviembre por el tiempo lluvioso. Con buena concurrencia. Llegan desde Tala, el padre Borrazas con mas de 200 niños y los colegios de Casupa con niñas.

1963 28 de enero colocación de la piedra fundamental en escuela agrícola/ SUL/ inauguración del Carrillon.

1965 el padre Borrazas llega con 180 ninos, ofreciendo para ellos un almuerzo consistente en asado donado por estancias de Arteaga, Heber y Scrimini. Las familias de Cerro donaron las ensaladas, los comercios las bebidas.

1968 merece un elogio especial por su labor en la capilla y su abnegada colaboración la Srta. Blanca M. Reyes, apóstol infatigable desde muchos anos en Cerro Colorado.

1976 llega a la parroquia el p. Pablo Biber. Comienza la renovación de la iglesia en Cerro Colorado con la instalación de agua de OSE, baños y luz eléctrica. Se restauran las piezas para catequesistas. Se pone el altar versos populi, se barnizan los bancos y el confesionario. Se restaura techo y cielorraso, se pinta iglesia. La instalación de la luz la hizo el Sr. Miraballes. Los restantes trabajos el Sr. Rodríguez y sus hijos.

1978 llegan a Casupa la Congregación Religiosa de la Fraternidad Eclesial Franciscana.

1979 La recaudación del beneficio en la fiesta de San Juan Bautista les permitió encargar un crucifijo para el interior del templo, que pensaron colocar en el centro de la pared del fondo, arriba de la estatua de San Juan.

1980 La fiesta patronal cobro brillo con la bendición de la nueva cruz, tallada en madera por el artista Austriaco uruguayo Guillermo Prillasnig.

1983 Esta por iniciarse la obra del salón parroquial en Cerro Colorado. El edificio será para actos religiosos, pastorales, culturales y sociales.La fiesta de San Juan Bautista de ese año era a beneficio de las sillas del futuro salón.

16 de diciembre de 1984 Bendición del Salón Parroquial.También se realizo un beneficio para concretar la compra de persianas para el salón.

1985 en el Salón se colocan las persianas, el telón y la cruz de bronce.

1986 Se inicia un merendero organizado por la Escuela de Padres y jóvenes.

1989 Se inicia un grupo de Escuela de Padres guiados por la catequista Alba.
(material de investigación: archivo de la parroquia)

Archivo:
Irene Pereira
Fuente:
http://irenereportes.blogspot.com.uy/2010/08/historia-de-la-capilla-san-juan.html?m=1

domingo, 19 de junio de 2016

Evangelio del Domingo según San Lucas Capítulo 9 versículo 18/24

Lectura:
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.


Reflexión Papa Francisco:
El Evangelio de este domingo resuena una de las palabras más incisivas de Jesús "El que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará"
Hay aquí una sintisis del mensaje de Cristo, y esta expresado con una paradoja muy eficaz, que nos permite conocer su modo de hablar, casi nos hace percibir su voz... Pero, ¿ Que significa «Perder la vida a causa de Jesús» ? Esto puede realizarse de dos modos: explícitamente confesando la fe o implícitamente defendiendo la verdad. Los mártires son lo máximo ejemplo del perder la vida por Cristo. Pero esta también el martirio cotidiano,  que no comporta la muerte pero que también es un « perder la vida» por Cristo, realizando el propio deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio. También ellos son mártires. Mártires cotidianos, mártires de la cotidianidad. Cuantos hombres rectos prefieren ir a contracorriente!  Con tal de no negar la voz de la conciencia, la voz de la verdad. ¡Adelante, ser valientes e ir a contracorriente! ¡Y están orgullosos de hacerlo!

Salmo de hoy



martes, 14 de junio de 2016

Hallan biografía inédita de San Francisco de Asís

Redacción (Miércoles, 28-01-2015, Gaudium Press) Han salido a la luz aspectos significativos de la vida de San Francisco de Asís que hasta ahora eran desconocidos, esto gracias al reciente Fuente  descubrimiento que hizo el medievalista francés, Jacques Dalarun, de una biografía inédita sobre el santo italiano. Se trata de un pequeño códice franciscano "humilde y pobre, sin decoraciones o miniaturas", escrito 12 años después de la muerte de 'il Porverello' por el fraile franciscano Tomás de Celano, autor de varias obras sobre la vida de Francisco de Asís.
San Francisco de Asís.jpg
La biografía inédita es de autoría del fraile Tomas de Celano, discipulo de San Francisco de Asís / Foto: Gaudium Press.
"Llevaba buscando este texto desde hacía siete años. En el curso de mis estudios había encontrado fragmentos sueltos y todo hacía indicar la existencia de una leyenda intermedia de Tomás de Celano, sucesiva a la primera versión y precedente a la segunda biografía que conocemos (...) Encontrar este texto ha sido una confirmación muy, muy preciosa, y, obviamente, una gran alegría. Decimos que este descubrimiento ha llovido en un terreno listo para recoger", contó Dalurun en entrevista con L'Osservatore Romano.
El investigador dijo también al medio vaticano que son varios los aportes sobre la vida del santo que ofrece el manuscrito que, hasta ahora, eran desconocidos: "Se habla de un viaje de Francisco a Roma, pero no como un peregrinaje de una persona ya convertida, que ha abrazado la vida religiosa. En este caso, se narra un viaje de negocios de un mercader que se afecta por la pobreza de los mendigos que ve cerca de San Pedro y se cuestiona si sería capaz de vivir una experiencia similar. Nada que ver con la versión endulzada que se difunde posteriormente: Francisco, ya fraile, que se apoya en el dolor de quien se cruza en el camino. Aquí hay un contraste muy fuerte, no un cambio gradual, pero sí un verdadero shock".
"Tomás -prosigue el medievalista- agrega otros detalles más concretos y realistas: explica que Francisco reparaba los agujeros de su túnica utilizando fibras extraídas de la corteza de los árboles y de las hierbas que encontraba en el campo, tal como lo hizo con los que no tenían absolutamente nada, ni siquiera elementos para coser".
San Francisco muere en el año 1226, varios años después, en 1260, el capítulo general de la Orden Franciscana encarga a San Buenaventura la redacción de la vida del santo de Asís para tener una biografía oficial aprobada por los franciscanos. Pero con el paso del tiempo se han venido encontrando las obras previas escritas por Tomás de Celano, quien fue uno de los primeros discípulos de Francisco, muy cercano al santo, y quien, por encargo del Papa Gregorio IX, se dedicó a narrar los acontecimientos de su vida.
Hasta el momento se tenía conocimiento de dos obras de autoría de Celano sobre San Francisco de Asís. La primera de ellas fue hallada en el siglo XVIII, la otra, redactada por él en el año 1244. La recientemente encontrada por Dalarun está situada en medio de estos dos volúmenes, entre los años 1237 y 1239.
Un hallazgo que fue posible gracias a que la obra fue adquirida cuando iba a ser subastada en los Estados Unidos.
Con información de L'Osservatore Romano y Religión en Libertad.

 Fuente



La Palabra del Evangelio 14/6/2016 y Reflexión del Papa Francisco

La Palabra...
Dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.
Así seréis hijos de vuestro Padre que esta en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Porqué, si amáis a los que os Aman, ¿Que premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publícanos?  Y si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿Que hacéis de extraordinario? ¿ No hacen también lo mismo los gentiles? Por tanto, sed perfectos cómo vuestro Padre celestial es perfecto. 
Mateo 5, 43-48

Reflexión del Papa Francisco
Sobre la palabra...
Habéis oído que que se  dijo: "amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo"Yo en cambio os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. A quien quiere seguirlo Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las comunidades y en el mundo. Queridos hermanos , Jesús no ha venido para enseñarnos los buenos modales, las formas de cortesía. Para esto no era necesario que bajará del cielo y muriera en la Cruz. Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino , el único para salir de las arenas movedizas del pecado, y este camino de santidad es la Misericordia, que el a tenido y tiene cada día con nosotros. Ser Santos no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. Esto es lo que el señor nos pide.

lunes, 13 de junio de 2016

San Antonio de Padua

Antonio de Padua

Presbítero y Doctor de la Iglesia.

Por: P. Ángel Amo

Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Portugal, primero fue canónigo regular y después entró en la Orden recién fundada de los Hermanos Menores, para propagar la fe entre los pueblos de África, pero se dedicó a predicar por Italia y Francia, donde atrajo a muchos a la verdadera fe. Escribió sermones notables por su doctrina y estilo, y por mandato de san Francisco enseñó teología a los hermanos, hasta que en Padua descansó en el Señor. († 1231)

Fecha de canonización: 1 de junio de 1232 durante el pontificado de Gregorio IX

Breve Biografía

San Francisco de Asís, que encontró al joven fraile Antonio con ocasión del Capitulo general inaugurado en Pentecostés de 1221, lo llamaba confidencialmente “mi obispo”. Antonio, cuyo nombre anagráfico es Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nació en Lisboa hacia el 1195. A Los quince años entró al colegio de Los canónigos regulares de San Agustín, y en sólo nueve meses profundizó tanto el estudio de la Sagrada Escritura que más tarde fue llamado por el Papa Gregorio IX “arca del Testamento”. A la cultura teológica añadió la filosófica y la científica, muy viva por la influencia de la filosofía árabe.

De esta vasta formación cultural dio muestras en los últimos años de vida predicando en la Italia septentrional y en Francia. Aquí recibió el titulo de “guardián del Limosino” por la abundante doctrina en la lucha contra la herejía. En 1946 Pio XII lo declaró doctor de la Iglesia con el apelativo de “Doctor evangelicus”. Cinco franciscanos habían sido martirizados en Marruecos, a donde habían ido a evangelizar a los infieles. Fernando vio los cuerpos, que habían sido llevados a Portugal en 1220, y resolvió seguir sus huellas: entró al convento de los frailes mendicantes de Coimbra, con el nombre de Antonio Olivares.

Durante el viaje de regreso de Marruecos, en donde no pudo estar sino pocos días a causa de su hidropesía, una tempestad empujó la embarcación hacia Las costas sicilianas. Estuvo algunos meses en Mesina, en el convento franciscano, y el superior de este convento lo llevó a Asís para el Capitulo general. Aquí Antonio conoció a San Francisco de Asís.

Lo mandaron a la provincia franciscana de Romaña en donde llevó vida de ermitaño en un convento cerca de Forli. Lo nombraron para el humilde oficio de cocinero y así vivió en la sombra hasta cuando sus superiores, dándose cuenta de sus extraordinarias cualidades de predicador, lo sacaron del yermo y lo enviaron al norte de Italia y a Francia a predicar en donde más se había difundido la herejía de Los albigenses.

Finalmente, Antonio fijó su residencia en el convento de la Arcella, a un kilómetro de Padua. De aquí iba a donde lo llamaban a predicar. En 1231, cuando su predicación tocó la cima de intensidad y se caracterizó por los contenidos sociales, Antonio se agravó y del convento de Camposampiero lo llevaron a Padua sobre un furgón lleno de heno. Murió en Arcella el 13 de junio de 1231. “El Santo” por antonomasia, como lo llaman en Padua, fue canonizado en Pentecostés de 1232, es decir, al año siguiente de su muerte, por la gran popularidad que se había ampliado con el correr de los tiempos.

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Fuente: Mercaba.org
Célebre apóstol franciscano, doctor de la Iglesia universal y uno de los santos más venerados por el pueblo cristiano. Es conocido domo «el santo de todo el mundo» por la amplísima devoción popular de que siempre ha gozado dentro de la Iglesia, como «el santo de los milagros», debido a los muchos portentos que se le atribuyen, y como «Doctor Evangélico» en atención al profundo conocimiento de la S. E. que manifiesta en sus escritos.

Si prescindimos de los tópicos comunes a todas las hagiografías medievales en los que incurren también las dedicadas a A., cabe afirmar muy poco sobre su nacimiento y juventud. Sabemos que n. en Lisboa entre1188 y 1191, en una casa próxima a la catedral. Recibió el nombre de Fernando. Sus padres pertenecían a la burguesía acomodada de la ciudad. Como tales, lo más probable es que proporcionaran al santo una sólida educación religiosa y que lo enviaran a formarse intelectualmente a la escuela de la catedral. Siendo todavía muy joven, ingresó en el monasterio de canónigos agustinos de San Vicente de Fora, situado en las afueras de Lisboa. Cosideró perjudiciales para su perfeccionamiento espiritual las frecuentes visitas familiares, razón por la que a la edad de 17 años dejó dicho monasterio por el de Santa Cruz de Coimbra. En uno y otro centro, probablemente de forma autodidacta, es donde debió adquirir los conocimientos escriturísticos que manifestaría más tarde.

Entre mayo y noviembre de 1220, con la licencia de sus superiores, abandonó el monasterio de Coimbra para profesar en la naciente Orden franciscano. Entonces cambió su nombre original de Fernando por el de Antonio. Su decisión obedeció al deseo de obtener el martirio (ideal irrealizable siendo monje agustino) al igual que los protomártires franciscanos de Marruecos de 1216, a quienes parece que conoció y asistió en el monasterio cuando a su paso por la península Ibérica se hospedaron en él y cuyas reliquias pudo contemplar personalmente a su llegada a Coimbra. Quizá no dejara de influir tampoco en su cambio de vocación el contraste que observaba entre la ejemplaridad de la nueva Orden religiosa, establecida recientemente cerca de Coimbra, y la inquietud política, así como los abusos introducidos en el monasterio de Santa Cruz.

Deseoso del martirio, entre septiembre y octubre de 1220 se dirigió a Marruecos, en compañía de otro franciscano. Una prolongada enfermedad le obligó a abandonar Mauritania y reemprender viaje a Portugal. Los vientos cambiaron el rumbo de la nave y terminó desembarcando en Sicilia en la primavera de 1221. Como la mayor parte de los franciscanos de entonces, asistió al Capítulo General de la Orden celebrado en Asís el 30 mayo 1221. Su presencia en el Capítulo pasó inadvertida y sólo a petición propia fue acogido por el ministro provincial de la Romagna (región italiana del valle del Po), con cuya anuencia se retiró al eremitorio de Monte Paolo. Probablemente en septiembre (otros sitúan el hecho en Coimbra, en 1220) fue ordenado de sacerdote en Forlí, descubriendo también en esta coyuntura su verdadera y relevante personalidad al verse obligado a dirigir la palabra a los franciscanos y dominicos reunidos en un ágape fraterno. A partir de este momento, el hasta entonces desconocido franciscano comenzó a revelarse cada vez más como un extraordinario apóstol.

Seleccionado para este ministerio, desde septiembre de 1221 hasta noviembre de 1223 recorrió la Romagna en todas las direcciones, enfrentándose públicamente con los herejes cátaros y patarinos. Las muchas conversiones obtenidas que le atribuyen sus biógrafos, así como la inexplicable confusión producida en los herejes, obedecieron fundamentalmente a su santidad personal, a sus dotes de persuasión y a su profunda preparación intelectual, especialmente escriturística también parecen haber influido varios hechos extraordinarios que, como los acaecidos en Rímini, ofrecen serias probabilidades de autenticidad.

A la vista de su preparación intelectual y de su fervor, el mismo S. Francisco (v.) lo designó en 1223 como primer lector o profesor de Teología en la Orden, trasladándose para ello a Bolonia. El profesorado fue breve. En otoño de 1224 fijaba su residencia en Montpellier, respondiendo con ello al papa Honorio III que deseaba se trasladasen a Francia los más fervorosos y cultos predicadores para atajar el alarmante desarrollo de la herejía valdense. En Montpellier alternó la predicación y las conferencias públicas con el profesorado de Teología, recorriendo posteriormente todo el sur y el centro de Francia con el mismo espíritu y los mismos abundantes frutos espirituales recogidos anteriormente en Italia.

En 1227 fue elegido ministro provincial de la Romagna. El nuevo cargo no le impidió el ministerio del apostolado. Al mismo tiempo que, en virtud de sus obligaciones, visitaba los conventos de su jurisdicción, predicaba también con el fervor y la elocuencia que le eran característicos en los lugares de su paso. Tras una cuaresma especialmente clamorosa predicada en Padua, parece ser que intervino activamente en el Capítulo General de la Orden reunido en Asís en mayo de 1230, en el que defendió los puros ideales de la Orden contra las desviaciones que comenzaban a apuntar. En este mismo capítulo fue relevado de su cargo de ministro provincial.

Necesitado de reposo y constreñido a mirar por su salud, a raíz del Capítulo se trasladó al eremitorio de Arcella, situado en las proximidades de Padua. Para ayuda de los predicadores escribió entonces sus Sermones in Solemnitatibus (Sermones para las fiestas), Sermones in honorem et laudem Beatissimac Virginis Mariaé (Sermones en honor y alabanza de la Santísima Virgen María), a los que habían precedido antes del Capítulo General, y también en Padua, los Sermones Dominicales. En todos ellos manifiesta un profundo conocimiento de la S. E. y de los Santos Padres, sin serle tampoco desconocida la cultura clásica.

Minado por la enfermedad m. en el eremitorio de Arcella el 13 jun. 1231, siendo sepultado algunos días más tarde en el convento de Padua. Ese mismo año fue canonizado por Gregorio IX en atención a su indiscutible fama universal de santidad, pero no sin que antes se comprobase ésta mediante una comisión cardenalicia nombrada al efecto. Su sepulcro, en el que sólo se conserva la lengua, se encuentra en la basílica de su nombre en Padua. La Iglesia celebra su fiesta el 13 de junio. Tanto los pintores como los escultores han cultivado abundantemente su iconografía, sobresaliendo entre las obras artísticas los varios lienzos de Murillo.

Desde que Pío XII, mediante la bula Exulta, Lusitania felix del 16 en. 1946 declaró a A. Doctor de la Iglesia Universal, su figura ha ido adquiriendo una nueva perspectiva. Sin perder su matiz de santo eminentemente popular al que acude el pueblo sencillo en busca de solución para todas sus necesidades, ha ido prestándosela cada vez mayor atención a la eficiencia de su apostolado y a la doctrina contenida en sus escritos.

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ORACIÓN
¡Oh admirable y esclarecido protector mío,
San Antonio de Padua!
Siempre he tenido grandísima confianza en que me habéis de ayudar en todas mis necesidades,
rogando por mi al Señor a quien servisteis,
a la Virgen Santísima a quien amasteis
y al divino Niño Jesús que tantos favores os hizo.
Rogadles por mi,
para que por vuestra poderosa intercesión me concedan lo que pido.

¡Oh Glorioso San Antonio!
Pues las cosas perdidas son halladas por vuestra mediación
y obráis tantos prodigios con vuestros devotos;
yo os ruego y suplico me alcancéis de la Divina Majestad
el recobrar la gracia que he perdido por mis pecados,
y el favor que ahora deseo y pido,
siendo para Gloria de Dios
y bien de mi alma.
Amén.

Fuente

http://es.catholic.net/op/articulos/31797/santoralSindicado.html

La Tau Franciscana


La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero es también una señal o signo, todo un símbolo.
San Francisco profesaba una profunda devoción al signo Tau, del que habla expresamente el profeta Ezequiel (9,3-6) y al que se refiere implícitamente el Apocalipsis (7,2-4). Con ella firmaba cartas y marcaba paredes, y sanaba heridas y enfermedades. En el ánimo de Francisco pudieron influir el discurso con que Inocencio III abrió el Concilio IV de Letrán, la cruz en forma de tau que llevaban los monjes antonianos sobre el escapulario, la liturgia y el arte sagrado, etc. Para el Santo, la Tau, como la cruz cristiana, era signo de conversión y de penitencia, de elección y de protección por parte de Dios, de redención y de salvación en Cristo.
Desde hace algunos decenios, se ha revalorizado el uso de la Tau en la familia franciscana; se la ve frecuentemente en libros, revistas, cuadros, etc., y la llevan sobre sí, como signo distintivo, muchos hermanos y hermanas tanto de la Primera como de la Tercera Orden, sea ésta religiosa o seglar. Para profundizar en su significado recogemos algunos textos:
Tratado de los milagros, de Celano: «La señal de la Tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba Francisco las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas» (3 Cel 3).
Leyenda Mayor, de S. Buenaventura: «El hermano Pacífico... mereció ver de nuevo en la frente de Francisco una gran Tau, que, adornada con variedad de colores, embellecía su rostro con admirable encanto. Se ha de notar que el Santo veneraba con gran afecto dicho signo: lo encomiaba frecuentemente en sus palabras y lo trazaba con su propia mano al pie de las breves cartas que escribía, como si todo su cuidado se cifrara en grabar el signo tau -según el dicho profético- sobre las frentes de los hombres que gimen y se duelen (Ez 9,4), convertidos de veras a Cristo Jesús» (LM 4,9).
Cf. 2 Cel 106; 3 Cel 3 y 159; LM Pról 2; LM Milagros 10, 6 y 7; Lm 2,9; Ll 2.
Ezequiel 9,3-6: «Yahvéh llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura, y le dijo: "Recorre la ciudad, Jerusalén, y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en ella". Y a los otros oí que les dijo: "Recorred la ciudad detrás de él y herid. No tengáis piedad, no perdonéis; matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta que no quede uno. Pero no toquéis a quien lleve la tau en la frente. Empezad por mi santuario"».
Apocalipsis 7,2-4: «Luego vi a otro ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al mar: "No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios". Y oí el número de los marcados con el sello: 144.000 sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel» (Cf. Ap 9,4).
Inocencio III en el Concilio IV de Letrán el año 1215: Después de describir la triste situación de los Santos Lugares hollados por los Sarracenos, el Pontífice lamentó los escándalos que desacreditaban el rebaño de Cristo y lo amenazó con los divinos castigos si no se enmendaba. Evocó la famosa visión de Ezequiel, cuando Yahvéh, agotada la paciencia, exclama con voz poderosa: «"Acercaos, vosotros que veláis sobre la ciudad; acercaos con el instrumento de exterminio en vuestras manos". Y he aquí que seis hombres llegaron con sendos azotes en sus manos. Entre ellos estaba un varón vestido de lino, con recado de escribir a la cintura. Y díjole Yahvéh: "Recorre Jerusalén, y señala con una TAU las frentes de los justos que se encuentren en ella". Y dijo a los otros cinco: "Recorred la ciudad tras él, y exterminad sin piedad a cuantos encontréis; mas no toquéis a ninguno que esté señalado con la TAU". "¿Quiénes son -continuó el Papa- los seis varones encargados de la venganza divina? Ésos sois vosotros, Padres conciliares, que, valiéndoos de todas las armas que tenéis a mano: excomuniones, destituciones, suspensiones y entredichos, habéis de castigar implacablemente a cuantos no estén señalados con la TAU propiciatoria y se obstinen en deshonrar la Cristiandad».- «En su discurso de Letrán, Inocencio III había señalado con el signo Tau a tres clases de predestinados: los que se alistaren en la cruzada; aquéllos que, impedidos de cruzarse, lucharen contra la herejía; finalmente, los pecadores que de veras se empeñaren en reformar su vida» (O. Englebert, Vida de S. Francisco de Asís. Santiago de Chile 1973, pp. 226 y 238).

EL SIGNO «TAU» (T)
por Leonhard Lehmann, o.f.m.cap.
El pergamino de 14 por 10 centímetros que Francisco le regaló a fray León, está escrito por las dos caras. En el reverso de las Alabanzas de Dios se encuentra la siguiente bendición: «El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. Vuelva su rostro a ti y te dé la paz. El Señor te bendiga, fray León».
Debajo de esta bendición de Francisco, fray León añadió en tinta roja las siguientes palabras: «El bienaventurado Francisco escribió de su propia mano esta bendición a mí, fray León». Y más abajo añade: «De manera semejante hizo de su propia mano este signo Tau, y la cabeza».
El texto de la Bendición a fray León (BenL) escrita por Francisco reproduce casi al pie de la letra la bendición de Aarón, del libro de los Números (Núm 6,24-26). Lo que Francisco añadió al texto bíblico-litúrgico fueron unas pocas palabras, pero muy importantes, por ser suyas propias: «¡El Señor te bendiga, fray León!» Francisco expresa con toda sencillez su deseo de bendición al atormentado compañero.

El signo «taw» - «tau» en la Biblia
En medio del nombre de fray León, entre la «e» y la «o» se encuentra el trazo vertical de la letra tau, cuyas líneas transversales son más cortas y finas.
El signo tau, poco conocido en la actualidad, es de origen bíblico. En Ezequiel 9,3-4 Yahvéh le dice «al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura» que marque con una taw la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las prácticas abominables que se cometen en Jerusalén. En hebreo antiguo la taw tenía forma de cruz, a la manera de nuestra «T» mayúscula. Era la última letra del alfabeto hebreo, y quienes no sabían escribir la usaban como firma (cf. Job 31,35). También era una señal protectora, como la «señal de Caín» (cf. Gén 4,15) y la sangre con que los israelitas untaron las jambas de sus puertas la noche de la liberación de Egipto (Ex 12,7).
El sentido vétero-testamentario de la letra hebrea taw pasó en el Nuevo Testamento a la letra griega tau. San Juan tiene una visión en la que escucha el mandato dado a los cuatro ángeles: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios». Los marcados con el sello fueron 144.000, de todas las tribus de Israel (Ap 7,2-8). Sólo podían dañar «a los hombres que no llevaran en la frente el sello de Dios» (Ap 9,4). Aquí no se cita expresamente la tau ni la cruz, pero se las da por supuestas. En todo caso, siempre se entendió este pasaje relacionado con el de Ez 9. Los Padres de la Iglesia vieron en el signo tau con que fueron marcados los salvados una imagen de la cruz, signo de salvación. En esta línea de la tradición, san Buenaventura interpreta a la luz de Ez 9,4 y de Ap 7,2 la predilección de Francisco por la tau. Echando una mirada retrospectiva a la vida de Francisco, considera que su misión fue la de «llamar a los hombres al llanto y luto, a raparse y ceñirse de saco y a grabar en la frente de los que gimen y se duelen el signo tau, como expresión de la cruz de la penitencia y del hábito conformado a la misma cruz» (LM Pról 2b; cf. LM 4,9; Milagros 10,6-7).

La tradición de la «tau» en tiempo de san Francisco
En esta devoción Francisco estuvo más influido por la tradición contemporánea que por la Sagrada Escritura. El simbolismo de la tau estaba de moda en su tiempo. Durante la inauguración del Concilio IV de Letrán (1215), el papa Inocencio III predicó sobre Ezequiel 9 y llamó a todos los cristianos a hacer penitencia bajo el signo de la tau, signo de conversión y señal de la cruz.
Los antonianos, que se dedicaban sobre todo a la atención de los contagiados por la peste, llevaban en el hábito la cruz antoniana, en forma de tau.
Como posibles fuentes pictóricas de la veneración de la tau hay que tener en cuenta sobre todo las ilustraciones de libros, especialmente las pinturas del canon. Se llama «pintura del canon» la página del misal en la que estaba pintado y adornado con una cruz el principio del canon latino: «Te igitur, clementissime Pater...» La «T» del «Te igitur» se convirtió con frecuencia en una cruz grande y polícroma, cuyo madero vertical se unía con el travesaño al igual que la «T» mayúscula, o subía hasta más arriba formando una cruz latina. Este segundo caso podemos verlo en el misal de San Nicolás, que Francisco, Bernardo y Pedro Cattani consultaron por tres veces, deseosos de conocer lo que Dios quería de ellos (cf. TC 28-29).

La «tau» trazada por Francisco
La taw hebrea, o la tau griega, estaban por tanto de moda. Para Francisco era, igual que la cruz, el signo de la salvación y de la redención. Y así como la salvación se llevó a cabo mediante la cruz, con sufrimientos y dolores, así también el discípulo de Jesús está llamado a seguir el camino de la cruz. De acuerdo con la llamada del Papa al inicio del Concilio, la tau fue para Francisco un signo especial de renovación y penitencia, que empleó en distintas circunstancias. «La señal de la tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas» (3 Cel 3).
Quien visite Fonte Colombo, el «Sinaí franciscano», podrá observar en la capilla de la Magdalena, a la izquierda del altar, una tau pintada en rojo en el intradós de la ventana. Con buenas razones, la tradición atribuye esta pintura a san Francisco. La terminación gruesa de los extremos del travesaño es una muestra de cómo se escribía a principios del siglo XIII. La tau tiene en ese lugar un significado muy apropiado, pues está indicando que Magdalena es la penitente.
Las taus iniciales de las «pinturas del canon» nos hablan claramente de la vinculación de la obra de la redención con la eucaristía. De esta vinculación, así como de la reforma eucarística deseada por Francisco, nos habla también la tau colocada por él como firma de la primera Carta a los Clérigos, que puede verse en el Misal de Subíaco. Por ello las ediciones de los escritos de Francisco deberían reproducir la tau al final de la 1CtaCle, como hacen al reproducir la BenL.
Esa manera de actuar de Francisco en las dos ocasiones citadas no es nada extraordinario; ya había actuado así antes. La tau es un signo preferido desde antes de dedicarle el pergamino a fray León. Precisamente por ello puede fray León entender la tau en el sentido en que la entiende Francisco y tener en gran estima, como un autógrafo, el pergamino que contiene la bendición. Lleva la letra manuscrita e inconfundible de Francisco.

La cabeza debajo de la «tau»
El dibujo que aparece en ese pergamino debajo de la tau no tiene un significado tan unívoco como ésta. El madero vertical de la tau parece salir de la boca abierta de una cabeza humana; es decir, la cruz brota como de la boca, lo cual podría ser una alusión a la proclamación de la conversión y de la cruz. Los contornos imprecisos del dibujo han dado pie a muchas interpretaciones, no siempre acertadas. Vale la pena tomar en serio dos de ellas, que son las que prevalecen hoy en día: una considera que el dibujo es la calavera de Adán; la otra afirma que es la cabeza de fray León.
La Legenda aurea, compilada por el dominico Jacobo de Vorágine († 1298), transmite, entre otras, la siguiente leyenda, conocida desde la alta Edad Media y llena de profundo significado: la cruz de Cristo fue hecha con madera del mismo árbol en el que pecó Adán, y fue levantada en el mismo lugar en que se hallaba el sepulcro de Adán. Mediante la sangre que brotó de la cruz fue redimido Adán y, con él, todo el género humano. Esta interpretación de la relación entre la redención y el pecado original, teológicamente irreprochable, podemos encontrarla también en el arte. Desde el siglo VI el arte representa el tema de «Adán bajo el Gólgota». En la catedral de Espoleto puede verse un crucifijo pintado en 1180 que reproduce la siguiente escena: en el lado derecho e izquierdo del Crucificado están de pie María y Juan; bajo los pies de Cristo está pintada la calavera de Adán; la sangre que brota de las llagas de los pies de Jesús se derrama sobre la cabeza de Adán.
Si Francisco no había oído hablar de esta leyenda de la cruz, es bien probable que la conociera -hombre de aguda vista como fue- gracias a las obras de arte. Por eso lo más probable es que lo que dibuje debajo de la tau sea la calavera de Adán. Quería así, con su dibujo más bien insinuado que claro, manifestar que toda la descendencia de Adán había sido redimida por Jesucristo, el segundo Adán. «También tú, hermano León -le dice-, eres uno de los redimidos».
El dibujo puede entenderse, así mismo, como una reproducción de la cabeza de fray León. Y esto sería exactamente igual de significativo, pues es a él personalmente a quien Francisco bendice. Refiriéndose a Ez 9 y Ap 7, Francisco entiende la tau como el sello de los elegidos. Quien vive en esta vida bajo el signo de la conversión (tau), está marcado, ya desde ahora, en calidad de siervo de Dios, con el sello de los salvados (tau). Francisco quería consolar al atribulado León, asegurándole: «El sello de la cruz está marcado sobre tu frente, pues formas parte de los auténticos convertidos y, por tanto, de los que serán salvados».
Estas dos interpretaciones pueden armonizarse entre ellas. No se excluyen, sino que se complementan. Puesto que la humanidad ha sido redimida por Cristo, también León ha sido redimido. Es un pecador, como Adán, pero lo limpia la sangre del Redentor. Es uno de los «varones penitentes de la ciudad de Asís» (TC 37c) y, como Francisco, vive bajo el signo de la tau, de la conversión y de la redención, de la solidaridad y la oración en común. Bendiciendo personalmente a fray León y trazando sobre él el signo de la cruz, le expresa y le entrega la fuerza salvadora que brota de ese signo de salvación.
Tal como fray León interpretó el dibujo de debajo de la bendición, las palabras y los hechos de Francisco fueron para él un signo de consuelo. Y lo son también para nosotros. Aunque no llevemos grabadas visiblemente las llagas del Crucificado, como Francisco, sí las llevamos internamente. A todo aquel que se deja herir en nombre de Cristo y carga con su cruz, Francisco le dice lo mismo que le dijo a fray León: «También tú estás marcado con la cruz de Cristo y, por tanto, bendecido. Eres propiedad de Dios y estás bajo su protección».
Así, todos los que procuran seguir a Cristo en las dificultades de la vida, pueden percibir cómo la bendición de san Francisco va también dirigida a ellos y cómo los marca con la tau. Y cada uno y cada una puede considerar: «Esta tau es la cruz, el signo de Jesucristo, el Cordero sacrificado. Mediante su cruz he sido salvado también yo. Puedo contarme entre los que han sido marcados con ella...» (H. Holtz).

[De L. Lehmann, O.F.M.Cap., Del tú de Dios al tú del hermano. La Bendición a fray León (BenL),
en Selecciones de Franciscanismo, vol. XXIII, n.º 68 (1994) 191-200]
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Fuente
http://www.franciscanos.org/enciclopedia/tau.htm